La Moqueta Verde


La falsa conciencia miopía de Joe el Fontanero

El lunes pasado comentábamos que la economía suele gozar de un mayor crecimiento durante los períodos en los que gobierna un Presidente Demócrata. Sin embargo, no revelamos un dato esencial para entender por qué los republicanos suelen tener más éxito electoral que sus contrincantes demócratas. Vean el siguiente gráfico:

Si bien por lo general la economía crece más bajo presidentes demócratas, esta tendencia sorprendentemente se invierte en el último año de mandato presidencial. Entonces, sea por azar o por cálculo oportunista, los republicanos consiguen ofrecer al electorado unos resultados económicos mejores que los rivales republicanos. En el año electoral, incluso la renta de los más pobres crece casi el doble bajo presidencias republicanas (1.8%) que con demócratas (1%).
Al igual que Dori (la entrañable amiguita de Nemo), los ciudadanos no solemos gozar de buena memoria. Y puesto que tendemos a recordar los hechos más recientes, la economía acaba, irónicamente, siendo un poderoso activo para los candidatos republicanos.
Puede que el republicanismo del fontanero Joe no se deba a un efecto de falsa conciencia, sino de miopía. El amigo Bartels calcula que si los ciudadanos tuvieran en cuenta por igual el crecimiento económico de todos los años del mandato presidencial es incluso probable que el menor de los Bush nunca hubiese llegado a ser Presidente de los Estados Unidos.

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La falsa conciencia de Joe el Fontanero

La semana que viene los americanos se juegan algo más que el color de piel de su Presidente. A pesar de lo que piensan muchos, los resultados de las elecciones americanas tienen importantes consecuencias para los ciudadanos de ese país. Una simple comparación entre los resultados económicos de las administraciones demócratas y republicanas da cuenta de ello.


Si nos centramos exclusivamente en la economía (quizás el tema más importante para el electorado americano), los presidentes demócratas superan a los republicanos en todos los indicadores: la economía crece más, la inflación y el desempleo son menores y han dejado las cuentas públicas más saneadas (en parte gracias a su mayor nivel impositivo). Si nos fiamos de los resultados del pasado para predecir el futuro parece que los candidatos demócratas están por lo general más capacitados para gestionar la mayor economía del planeta.

Pero, la elección entre demócratas y republicanos tiene implicaciones aún más importantes. El colectivo beneficiado del crecimiento económico es muy distinto según quien se sienta en el despacho oval. Según los cálculos del reputado politólogo Larry Bartels los beneficios entre las rentas medias y bajas son sustantivamente menores bajo las administraciones republicanas. Mientras que los Presidentes demócratas consiguen que todos los ciudadanos se beneficien de forma similar del crecimiento económico (en torno a un crecimiento medio anual del 2.5), los Presidentes republicanos concentran la bonanza económica a los sectores más ricos. Según los cálculos de Bartels, los percentiles de renta más altos prosperan cuatro veces más que los percentiles más bajos. Irónicamente, los datos parecen indicar que incluso los bolsillos de los más ricos se llenan más en períodos demócratas. El caso del crecimiento de la renta (antes de impuestos) en Estados Unidos se presenta como un clásico ejemplo de óptimo paretiano: bajo el mandato de los demócratas, los pobres mejoran sus condiciones de vida sin que eso perjudique a los ricos.


Las implicaciones de estos datos son evidentes: cuando un republicano entra a la Casa Blanca, las desigualdades económicas en Estados Unidos aumentan. Larry Bartels calcula que la desigualdad en este país (medida en el ratio de renta entre el percentil 80 y el percentil 20) ha aumentado durante las últimas tres décadas un 27%. Si sólo hubiesen gobernado los republicanos este aumento hubiese sido del 45%, pero si el despacho oval sólo hubiese sido ocupado por demócratas la desigualdad sólo hubiese crecido un 3%.

Ante estos datos, ¿Cómo es posible que los republicanos hayan ganado más elecciones presidenciales que los demócratas? Parte del inesperado éxito de los republicanos a lo largo de la historia contemporánea americana se ha debido a la capacidad de este partido de penetrar en las capas más pobres de la sociedad. El partido republicano no sólo ha cosechado unos excelentes resultados entre los Montgomeries Burns (70%) sino que ha conseguido arrebatar una buena porción de los Homers Simpson y los Joes-the-plumbers de ese país (51% de las rentas medias y 42% de las bajas). Así, si bien los republicanos arrasan entre las capas ricas, los demócratas no consiguen la hegemonía de los pobres.(datos: serie ANES)

Karl Marx lo tendría claro. El comportamiento electoral de los Joes y Homers americanos son un claro ejemplo de falsa conciencia. Sin embargo, Larry Bartels plantea otra explicación a este peculiar fenómeno...

...pero los curiosos deberán esperar hasta el miércoles.

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Larry Bartels. 2008. Unequal democracy. The Political Economy of the New Gilded Age. Princeton University press, Princeton & Oxford.

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Ante este contrafáctico tan poco realista, The Economist nos da algunos datos interesantes. Entrad y votad, si os pica la curiosidad.

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Ascenso y Colapso de un País

Esta gráfica muestra la evolución de la Bolsa de Islandia (OMX15), prácticamente difunta tras un periodo de expansión enorme entre 2001 y 2007.



El sector financiero islandés representa(ba) entre ocho y diez veces el PIB del pequeño país ártico. Habían escalado en el top de países más ricos, y eran primeros en el ránking de felicidad de la ONU. Pero dado que la corona islandesa ya no vale nada, en los últimos días se podían encontrar anuncios de gente tratando de cambiarla por dólares en la sección Clasificados de los periódicos de Reykjavik.

El Fondo Monetario Internacional acaba de aprobar un préstamo urgente de 2.000 millones de dólares para salvar lo que queda de Islandia.

Educados, superconectados a la red, y con un excelente inglés, ahora veremos una emigración de islandeses a otros países en busca de una vida decente.

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¿De donde proviene el pánico?

Todos los indicadores señalan que Estados Unidos y Europa se encuentran ya en recesión. Pero debemos recordar que las recesiones son un ciclo normal de la economía. Lo que no es normal es el actual nivel de pánico. En la gráfica inferior observamos como el nivel de pesimismo económico está alcanzando cotas históricamente muy bajas.



Apuntaban en 1999 los economistas Kuran y Sunstein que en ocasiones se produce un fenómeno en cascada en las creencias que todos tenemos de lo que va a pasar, activado bien sea por agentes interesados, bien por los medios. En cualquier caso, se producía un efecto en cadena acelerado por la necesidad psicológica que tenemos todos de unirnos al carro de la opinión mayoritaria, y ser aceptados socialmente.

Lo que es nuevo es que este efecto en cadena, originado en Estados Unidos, se ha reproducido de manera acelerada por todos los países desarrollados y en desarrollo a una velocidad nunca vista. Como se observa en esta infografía del New York Times, la velocidad de nuestra crisis supera a la de cualquier otra vivida en el siglo XX, incluida la Gran Depresión.

Señalaban Kuran y Sunstein que la única manera de frenar estas cascadas de pánico es aislando a las burocracias de las presiones políticas y haciendo disponible lo más rápidamente posible información científica que muestre lo injustificado del pánico actual.

Cuatro falsos mitos sobre la crisis

En línea con ese consejo, la Reserva Federal acaba de publicar un pequeño estudio donde muestra con las últimas cifras que cuatro mitos que la prensa está repitiendo hasta la saciedad son simplemente falsos mitos, a saber: (i) los préstamos a empresas e individuos se han hundido, (ii) el mercado de préstamos interbancarios está muerto, (iii) las entidades emisoras de bonos no encuentran comprador y los tipos de interés se han disparado, y (iv) los bancos juegan el papel principal en canalizar fondos de ahorradores a prestamistas.

Si bien hemos visto que muchos productos financieros ‘sofisticados’ han sido borrados del mapa justamente, la Reserva Federal muestra en sencillos gráficos como ninguno de los pilares tradicionales sobre los que se sustentan nuestros sistemas financieros está realmente en peligro, y más daño está provocando el actual pánico colectivo que la situación real de nuestras economías. En ocasiones como ésta, el eco mediático de falsas creencias mil veces repetidas termina por cumplir las profecías de recesión.

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Distribución de la riqueza en la OCDE

Economist publica esta interesante gráfica hoy donde muestran la distribución del ingreso para varios países ricos.

El punto rojo indica cuál es la renta media del país, y la barra verde, la distribución de renta para los 10 déciles. De este modo, cuanto más larga sea la barra verde, más diferencia hay entre ricos y pobres. Y cuanto mayor sea la sección verde a la derecha de la barra, más acumulación de riqueza tendrá el 10% más rico.



Y las consecuencias de la desigualdad (sobre la salud, sobre la captura de los políticos) no son baladíes.

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Prejuicios raciales y elecciones americanas. Parte II

La semana pasada reflexionábamos sobre el interesante reportaje del suplemento Domingo de El País firmado por Juan Jesús Aznárez y dejábamos en el aire la duda sobre qué potencial impacto tendrá el tema racial en las elecciones americanas del próximo noviembre. Veamos algunos datos.

1) El voto y la participación electoral de los negros. Ya comentamos que el voto demócrata entre el electorado negro era por lo general superior 90%. Este hecho nos indica que el partido demócrata no tiene mucho potencial de crecida entre este electorado pues la práctica totalidad los negros que acuden a las urnas ya votan a los candidatos demócratas. En este sentido, alguien podría estar tentado a afirmar que el color de la piel de Obama no tendrá un efecto especialmente relevante entre el colectivo negro americano. Pero, estaríamos ante una interpretación parcial. Es posible que aunque el color de Obama no tenga un efecto excesivamente relevante entre los negros políticamente activos, éste sí incida de forma determinante en fomentar la participación (y no tanto el cambio de voto) entre su abundante grupo abstencionista. Vean el siguiente gráfico.
Los datos muestran que aunque la participación del colectivo negro ha aumentado considerablemente en el último medio siglo, ésta es aún inferior al del resto de los americanos. Esta menor participación se explica en gran parte por las diferencias en su condición socio-económica. Aun así, es posible que un candidato negro suscite el interés del colectivo negro (normalmente menos informado e interesado en política) y por ende acabe acudiendo a las urnas. Si éstos participan en una mayor proporción, no hay duda de que los demócratas saldrán beneficiados.

2) El voto de los blancos. La potencial crecida de la participación del colectivo negro debido al “efecto Obama”, podría compensarse con la activación del voto republicano entre los votantes blancos poco amigos de lo negro. El suigiente gráfico recoge la simpatía que suscitan los negros entre los blancos (demócratas, republicanos e independientes). La tendencia más relevante en los últimos años es el notable aumento de las actitudes favorables hacia los negros entre los demócratas y los republicanos blancos (cuyas diferencias parecen haber desaparecido completamente). Estos dos grupos se han distanciado significativamente de las opiniones de los votantes independientes blancos (no identificados con ningún partido) cuyas actitudes se han mostrado más o menos invariables durante este período. El gráfico parece indicar que el color Obama puede ser particularmente dañino entre los votantes independientes, lo que no parecen buenas noticias para el candidato demócrata.

3) ¿Ha tenido las actitudes raciales un impacto sobre el voto en los últimos años? Y finalmente, he estimado un sencillo modelo econométrico que parece indicar que desde 1990, las opiniones sobre la raza han tenido un impacto más bien moderado en el voto. En el último gráfico os muestro la probabilidad de votar demócratas según la simpatía hacia los negros. En realidad, el modelo muestra que el efecto es únicamente relevante entre los votantes demócratas. Para independientes y, sobretodo, republicanos se trata de una cuestión más bien irrelevante. Eso sí, nunca antes había habido un candidato negro. Si este tema se activara quizás Obama saldría perjudicado entre los votantes independientes, pues son los que menos simpatía muestran hacia sus conciudadanos negros.

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Datos: ANES (1960-2004)

Nota: Las encuestas suelen sobreestimar la participación electoral. En consecuencia, lo interesante del primer gráfico no son sus valores absoutos sino las diferencias entre negros y blancos y su evolución en el tiempo. El gráfico 3 está basado en el modelo logit de la siguiente tabla:


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Prejuicios raciales y elecciones americanas

Lamentablemente, en demasiadas ocasiones los análisis de encuestas de los medios de comunicación acaban dejando un amargo sabor de boca. Este es precisamente el sabor que nos deja hoy el (por otro lado interesante) reportaje de Juan Jesús Aznárez en la sección Domingo de El País. Este artículo analiza una encuesta realizada por Yahoo! sobre los posibles efectos de los prejuicios raciales en la actual campaña americana. El periodista titula su reportaje con la siguiente afirmación: "el predicamento del candidato demócrata entre millones de blancos es histórico en Estados Unidos y revela que el prejuicio pierde terreno". A pesar de que dicha cuestión queda más bien poco clara en el artículo, el mismo Aznárez parece asegurar que el voto americano sigue contaminado por la cuestión racial ofrecendo los siguientes datos:
1-El 92-94% de los negros americanos votarán a Demócratas

2-El 29% de los blancos identificados con el partido demócrata votarán a McCain, mientras que sólo el 15% de los blancos republicanos lo harán por Obama.

Por si misma, ¿la eviencia de arriba nos dice algo relevante? Pues desde el punto de vista de la moqueta verde no demasiado. Vayamos por partes.

Sobre la primera cuestión, J.J. Aznárez se limita a decirnos que el porcentaje de voto demócrata entre los negros es mayor que en anteriores contiendas. En realidad esto no es cierto. Según los datos del ANES*, el porcentaje de voto demócrata entre los negros en el período 1960-2004 ha sido de media del 90%, una proporción bastante similar a la actual. Si bien es cierto que el demócrata John Kerry sólo consiguió el 88% de los votantes negros, tanto Bill Clinton como Al Gore siempre superaron con comodidad el 90% de apoyo entre este colectivo.

Sobre la segunda cuestión, el periodista parece considerar como evidencia de voto racista el hecho de que las deserciones entre los blancos demócratas sean superiores a las deserciones entre los blancos republicanos (ver gráfico del reportaje). En realidad, desde los clásicos trabajos de la escuela de Michigan sabemos que los demócratas suelen ser por lo general siempre menos leales a su partido que los republicanos. Los datos de ANES indican que durante el período 1960-2004 la media de deserciones entre los blancos democratas (22%) ha doblado la de los blancos republicanos (9%). Se trata de la misma proporción que los facilitados por el reportaje de El País. Ante estos datos, ¿por qué extrañarnos de que haya más blancos desertores en el bando demócrata? Se trata de un patrón habitual en la política americana. Por lo tanto, es necesario ponerlo en contexto para ver si la lealtad entre los votantes demócratas blancos ha caído en comparación con otras contiendas electorales. Esto es precisamente lo que recoge el siguiente gráfico:
Como decíamos, en el gráfico os mostramos como la lealtad partidista es mayor entre los republicanos en prácticamente todo el período 1960-2008. Aún así, el Partido Demócrata consigue mejorar sustantivamente la lealtad entre sus partidarios blancos durante el período de Bill Clinton. En la actualidad parece que la lealtad ha caído en los dos partidos (siempre y cuando sean comparables las encuestas del ANES con la de Yahoo!). Pero el aumento de deserciones entre los demócratas blancos es mucho mayor que entre los republicanos. Visto en perspectiva, hay ciertos indicios que nos hacen pensar que el racismo puede estar influyendo el voto de los blancos demócratas. Aún así no parece que el tema de la raza ayude a McCain a consolidarse entre su electorado blanco.

Los datos ofrecidos en el reportaje en El País son insuficientes para saber con certeza el impacto de las actitudes racistas en el voto a Obama. El test crucial para comprobar si la raza está detrás de la caída de la lealtad entre los demócratas blancos sería p.e. observar si los desleales de esta opción muestran actitudes más xenófobas que el reto de los demócratas. Nos consta que estas preguntas están incluidas en la encuesta de Yahoo!, pero lamentablemente la moqueta no tiene acceso a la matriz de datos. Una pena.

*ANES: American National Election Studies.

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Si EEUU fuera Argentina

Si EEUU fuera Argentina, el Fondo Monetario Internacional, con el consenso del Banco Mundial, habría llamado a su presidente a pasar por sus oficinas. Los tecnócratas en ambas instituciones habrían diseñado un bonito plan de ajuste, que incluiría recortar el gasto (en Irak) y el salario de los funcionarios para cumplir con la disciplina fiscal; eliminar gasto público reduciendo los subsidios a sus industrias y a los agricultores, a fin de redirigir ese gasto hacia fuentes de crecimiento como educación primaria, sanidad básica e infrastructuras; pedirían reformas fiscales donde se ampliaría la base fiscal (quién paga) y se reducirían los tipos máximos y mínimos; obligarían al Tesoro a subir (y mucho en el caso de EEUU) los tipos de interés, a fin de atraer capitales, aunque eso significara cerrar muchos negocios; dejarían el dólar desplomarse más; eliminarían los aranceles que protegen el acero, la agricultura u otras industrias americanas poco competitivas; eliminarían las restricciones a la inversión (léase compra) por parte de empresas extranjeras (léase chinas y saudíes); privatizarían las empresas estatales (y esto significa miles de empresas, incluyendo todas las de agua); y desregularían todo lo que no estuviera relacionado con medio ambiente, protección del consumidor o seguridad.

Pero esa medicina, el llamado Consenso de Washington, parece que no es aplicable para el lugar que lo vió nacer.

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Zapatero en el New York Times

Roger Cohen mantiene una entrevista con el presidente. Un curioso experimento antropológico. Gracias Luis por el consejo.

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A riesgo de parecer obsesivos, la moqueta quiere seguir reflexionando a costa de vuestra paciencia sobre el deterioro de la popularidad de nuestro ministro de economía. En anteriores entradas (mirad aquí y aquí) ya comentamos que Pedro Solbes fue capaz de mantener su crédito político durante los primeros meses de crisis, pero su valoración colapsó finalmente durante el pasado verano.

La pregunta que dejábamos abierta era si el ocaso/eclipse del ministro Solbes se debía: (i) al error de desviarse de su tradicional perfil de gestor al margen de la disputa política diaria; o (ii) a un simple efecto secundario inevitable de la crisis. En la moqueta apostábamos por lo primero, pero eran meras intuiciones. Veamos algunos datos más que pueden (espero) ayudarnos a dar luz a la cuestión.

En el gráfico de arriba mostramos la caída de la valoración de Solbes (entre abril y julio) para diferentes grupos socioeconómicos. Los datos parecen mostrar que en los últimos meses Solbes ha decepcionado principalmente a tres grupos: a los estudiantes, a los agricultores y al los directivos/ profesionales. A primera vista los resultados no parecen del todo compatibles con la tesis de que la crisis está detrás del descenso de popularidad de Solbes. Según los datos del INEM , el crecimiento mensual del paro en los últimos meses ha sido, de media, el siguiente (por sectores): agricultura (2%) Industria (2.1%) construcción (5.9%) servicios (1.6%) y sin empleo anterior (1.7%). Así, los datos de los sectores afectados por el paro no parecen coincidir del todo con el castigo de Solbes:

Evidencia en contra

Los tres grupos socioeconómicos afectados no pertenecen mayoritariamente al sector más afectado por la crisis, la construcción. Un gran volumen de directores y profesionales trabajan en la administración pública y en el sector servicios, donde el aumento del paro se ha situado por debajo de la media. Lo mismo ocurre con la agricultura. Finalmente, los estudiantes no trabajan en ese momento pero podrían estar preocupados por la dificultad de encontrar su primer trabajo. Pero de nuevo los datos del INEM no parecen confirmar que este sector (los de primer empleo) sea especialmente fustigado por la crisis.

Si la crisis fuera el principal elemento de deterioro de la valoración de Solbes deberíamos observarlo especialmente entre los obreros no cualificados y los parados ya que una cuarta parte y una quinta parte respectivamente de estos dos colectivos trabajan en el sector de la construcción. Curiosamente, ni los parados ni los obreros se encuentran entre los más decepcionados con Solbes.

Evidencia a favor

Existen algunos patrones que son compatibles con la tesis de que la crisis está detrás del ocaso del vicepresidente económico. Por ejemplo, no es casual que sean los jubilados y los empleados del sector servicios los que menos castiguen a Solbes, pues ambos grupos se alejan (al menos de momento) del epicentro de la crisis. Además aunque el aumento del paro en la agricultura no ha estado por encima de la media durante los útlimos meses, los datos para el sector fueron especialmente malos en junio (con un crecimiento del paro del 4%), un mes antes del barómetro del CIS.

¿Es esto evidencia de que la caída libre de las notas del ministro se debe a otras cuestiones al margen de la crisis? Aunque con la evidencia de arriba no me atreva a ir tan lejos, lo cierto es que estos datos no parecen ofrecernos un patrón suficientemente parsimonioso entre damnificados por la crisis y caída de la popularidad de Solbes.

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Nota: cada grupo socioeconómico tiene su ideología y, obviamente, ésta podría estar detrás de la variación que presentamos arriba. Pero si observan el siguiente gráfico verán que la caída de popularidad de Solbes es más o menos similar para todos los grupos ideológicos excepto para los extremos. Las diferencias entre los valores 3-8 de la escala ideológica (dónde se encuentra la gran mayoría de los encuestados) es mínima por lo que no parecen que sean la explicación de las diferencias arriba encontradas.

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