La Moqueta Verde


Accidentes aéreos y Juegos Reputacionales

Las compañías aéreas se enfrentan a lo que los economistas llaman un juego reputacional, de señales. Deben indicar a los pasajeros que realizan niveles óptimos de mantenimiento de su flota, y su plantilla es profesional y disfruta de los adecuados descansos entre trayectos. A su vez, deben presupuestar niveles de mantenimiento y tamaños de plantilla que puedan asumir teniendo en cuenta otros costes (tamaño de la demanda, precio del petróleo). Pero en ese difícil equilibrio, siempre primarán mantener su reputación de compañías seguras frente a ganancias marginales surgidas de recortar los costes de personal o mantenimiento. Esto es así porque desastres como el de Spanair en Barajas tiene unos efectos devastadores en la imagen de la compañía que adquieren los consumidores.

En cualquier medio de transporte, existen dos factores principales que pueden conducir a un accidente: un fallo mecánico o un error humano (propio o ajeno). Los fallos técnicos serán más frecuentes en aparatos que han sufrido un gran desgaste (antigüedad) sumado a un deficiente mantenimiento. Del mismo modo, aunque menos controlable, los errores humanos serán más frecuentes cuanto más cansados se encuentren los pilotos y menos formación y experiencia tengan.

Del mismo modo, la reputación es especialmente importante en una época en que las compañías aéreas necesitan fusionarse y adquirirse unas a otras para subsistir, y la señal que se da a los posibles compradores tras un accidente así reduce y mucho el valor de la compañía accidentada.

Lo más irónico de este juego reputacional es que ha convertido a la aviación, en comparación con los ferrocarriles, el transporte en bus o en coche, en el medio más seguro para el transporte humano. En la gráfica de abajo vemos como el transporte aéreo es un 60% más seguro que el transporte ferroviario. ¡Y casi 20 veces más seguro que viajar en coche!

Fuente: UK Department of Transport

POLÍTICAS REGULATORIAS ADECUADAS

Aún así, fuera de los incentivos que genera el mercado para que las compañías aéreas actúen responsablemente, las políticas aéreas, regulaciones y estándares que los gobiernos adoptan tienen un gran impacto en la seguridad y el precio del transporte aéreo. Así, si bien es verdad que factores como la antigüedad de la flota aérea o cuán rico sea el país y sus ciudadanos (y esperaremos más accidentes aéreos en Turquía o Brasil que en Noruega), la calidad regulatoria del sector aéreo y el tamaño de las compañías determina mucho sus grados de seguridad, en comparación con otras.

En la siguiente tabla observamos las probabilidades de sufrir un accidente (por millón de vuelos) en las grandes compañías aéreas europeas. Aunque en términos absolutos las diferencias entre ellas son reducidas, se puede decir que en general, cuanto más pequeña es la compañía, y menos desarrollado es el país, más probabilidades de sufrir un accidente.

Fuente: Airsafe (2008)

La importancia de buenas regulaciones y la implantación de estándares de seguridad adecuados se hacen más obvias si contrastamos la seguridad aérea en esos países con los indicadores del Banco Mundial sobre gobernabilidad y calidad regulatoria de esos mismos países. El patrón indicado anteriormente se hace especialmente notorio cuando comparamos a las compañías turcas con otros países europeos. Esta notable diferencia proviene, sobre todo, del hecho de que la mayoría de regulaciones aéreas provienen de Bruselas, de forma que vemos claramente como los turcos, al estar regulatoriamente "fuera de Europa", sufren una mayor inseguridad en sus aerolíneas.

En el gráfico, de cara al Ránking en calidad regulatoria (el valor en verde oscuro), la nota ideal es un uno. Es decir: cuanto más nota, menos calidad.

Fuente: Banco Mundial (2008) y Airsafe (2008)

¿ES SEGURO VOLAR?

Últimamente parece que se suceden en la prensa decenas de accidentes aéreos, pero se debe más a la atención mediática sobre el asunto que una ola de desastres momentánea. Pese a que cada semana o dos se produce un accidente en el mundo, lo cierto es que las probabilidades de que suframos una desgracia la próxima vez que tomemos un avión MD-87 son menores que la de que nos toque la lotería dos años consecutivos.

O como decía aquel estadístico: las probabilidades de que en un avión vayan dos bombas son tan remotas, que siempre me aseguro de llevar yo una en mi maleta para sentirme más seguro.

(Artículo publicado en ADN)

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PSC contra PSOE

Los socialistas catalanes no siempre han sido capaces de rentabilizar sus triunfos electorales a la hora de negociar con el PSOE su influencia en la política española. Un ejemplo de ello es la infrarepresentación de los socialistas catalanes en los Gobiernos del PSOE desde la llegada de Felipe González a la Moncloa en 1982. Al PSC, tanto por el peso demográfico de Cataluña como por su importante contribución a las victorias del PSOE, le correspondería una cuota de tres miembros en el Consejo de Ministros. Cataluña representa alrededor del 15 por ciento de la población española y suele aportar también en torno al 14-15 por ciento del total de los votos del PSOE. Sin embargo, en escasas ocasiones han conseguido alcanzar ese porcentaje en el Consejo de Ministros. Sólo en algunos años de la segunda legislatura (Ernest Lluch, Narcís Serra y Joan Majó) y de la cuarta (Narcís Serra, Jordi Solé-Tura y Josep Borrell) se alcanzó esta cuota de tres ministros en el gobierno (que equivale al 14-15% del Consejo de Ministros). Ciertamente, Cataluña no sólo incurre en un saldo negativo en las balanzas fiscales, sino que tampoco sale del todo bien parada de las "balanzas de carteras ministeriales".


Los excelentes resultados que el PSC obtuvo en las pasadas elecciones del 9M acentúan este agravio y han tensado algo más las relaciones con sus socios en Madrid. Una reciente encuesta de El Periódico de Cataluña parece confirmar que la mayoría de los catalanes (53%) considera que el PSC no tiene suficiente influencia en el Gobierno español y preferiría que los socialistas catalanes tuvieran un grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados (59,1%). Parece que los catalanes desean un PSC parecido al de las dos primeras legislaturas (1977-1982) cuando éste gozaba de un grupo parlamentario distinto al del PSOE. Poca duda cabe de que un grupo socialista catalán en el Congreso permitiría al PSC tener mayor visibilidad e influencia en la política española de la que gozan en la actualidad.

Ante este clima, ¿por qué el PSOE no premia con más entusiasmo la notable aportación del PSC a sus victorias electorales? Sin duda esto ayudaría a calmar este clima de tensión entre ambas formaciones. Pero, para muchos dirigentes del PSOE, su respuesta es negar la mayor: el éxito de los socialistas en Cataluña no es del PSC sino que se debe principalmente al poder de atracción del PSOE. Así lo hacía constar la semana pasada el presidente del Congreso, José Bono, asegurando que "todos los diputados socialistas saben que ha pesado más en el voto ciudadano el liderazgo de Zapatero que el de cualquier dirigente regional del PSOE". La paternidad de los buenos resultados del PSC-PSOE en Cataluña son claves para determinar el poder negociador del PSC. Como no puede ser de otra forma, los socialistas catalanes se otorgan el mérito y exigen un mayor peso político en esta nueva legislatura. Hay buenos argumentos para pensar que el PSC ha cosechado su propia fortuna. La campaña electoral diseñada por los socialistas catalanes durante las pasadas elecciones fue hábil y eficaz. El PSC supo aprovechar con sumo acierto el sentimiento anti-PP instalado en la sociedad catalana con lemas como "si tú no vas, ellos vuelven" o la famosa imagen de una matriuska de Rajoy en la que se mostraba a Aznar como el verdadero poder fáctico dentro del PP. Así, la campaña electoral del PSC fue particularmente hábil en captar a votantes de IC-IU e incluso de partidos nacionalistas temerosos de una posible vuelta de los populares a la Moncloa.

No obstante, sin quitar mérito a la exitosa campaña del PSC en las pasadas elecciones, los datos parecen más consistentes con la idea de que la marca "PSOE" es esencial para los buenos resultados del PSC en las elecciones generales. Una simple comparación del voto socialista entre las elecciones autonómicas y las generales nos da buena cuenta de ello. El PSC cosecha sistemáticamente unos resultados manifiestamente peores en las contiendas electorales catalanas que en las de ámbito nacional. Aunque durante el liderazgo de Maragall las distancias se recortaron, el PSC obtiene de media casi 9 puntos porcentuales más en las elecciones al Congreso de los Diputados. Es decir, el PSC es más fuerte electoralmente cuando las caras visibles de las elecciones son los líderes del PSOE. Además, esta tendencia parece haberse agudizado en los últimos años, pues el PSC no deja de perder votos en las autonómicas mientras que gana cada vez con más holgura en las generales.

Este mayor atractivo del PSC en las elecciones generales se debe principalmente a dos factores: (i) muchos votantes socialistas prefieren que el PSOE gobierne España pero que CiU lo haga en Cataluña y (ii) muchos votantes socialistas de la periferia de Barcelona sólo acuden a las urnas en las elecciones generales cuando el PSOE es la marca más visible.
José Bono y otros dirigentes del PSOE recurren a este argumento para asegurar que es Zapatero (y no Montilla o Chacón) el responsable del éxito socialista en Cataluña. Quizás los mismos diputados del PSC son conscientes de ello. Y quizás este sea el motivo por el que sus amenazas de romper con la disciplina de voto en el Congreso o crear un grupo parlamentario propio se perciban casi siempre como faroles de escasa credibilidad.

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Nacionalista y trabajador

El cálculo de probabilidades diría que, con tanta descendencia, era candidato a tener más problemas de los que he tenido. Se puede afirmar que los hijos han salido bien. Todos son nacionalistas y trabajadores

Jordi Pujol, Memorias 2007

El libro de memorias de Jordi Pujol (Memorias. Historia de una convicción. Ed. Destino 2008) no sorprende excesivamente a su lector e incluso, por momentos, deja cierto sabor a decepción entre quienes esperan novedosas "confidencias políticas" de uno de los líderes políticos españoles más destacados de las últimas décadas. Aún así, se trata de una obra útil para conocer el ideario político de Jordi Pujol; en él, se incluyen y comentan numerosos extractos de sus escritos políticos de juventud. En estos textos descubrimos a un Pujol ante todo patriótico con una fuerte influencia católica y cierto coqueteo con la socialdemocracia. Pero en estas memorias descubrimos especialmente a un Pujol más preocupado por "fer país" (construir país) que por hacer carrera explícitamente política. Sus actividades antes de la llegada de la democracia no sólo se centran en la conspiración política sino sobre todo en la ferviente dedicación por construir un tejido cultural catalán(ista) que marcara la personalidad nacional de Cataluña.

Pero, el momento estelar del libro para los amantes del cotilleo político es, sin lugar a dudas, sus impresiones sobre el Presidente de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas. Estas confirman las impresiones del ex-líder peneuvista Xabier Arzallus, quien describió a Tarradellas como "un ególatra del carajo de la vela" (1999). Pujol, aunque más conciliador, suelta los siguientes comentarios:

"[Tarradellas] le molestaba todo lo que pasaba en Cataluña en el ámbito de la resistencia y la recuperación de las libertades nacionales. (...) desde que el levantaba hasta que se iba a dormir sólo tenía una tarea: mantener viva la Generalitat a base de repetirse a si mismo que él era el Presidente (...) Mientras eso [el cambio político] no se produjera, mientras la hora de la Generalitat no llegara, nadie debía hacer nada"

"A Tarradellas le gustaba rodearse de una corte. En las jornadas electorales se le notaba cierta malicia mientras observaba el sufrimiento de los líderes cuando los resultados iban llegando".

"Se comentó que el presidente Tarradellas presionó para que en la segunda sesión de investidura ERC mantuviera su abstención y mi candidatura tuviera que ser elegida en la tercera votación (...) con el desgaste de imagen que esto hubiera significado para mi (...) Yo entiendo la actitud de Tarradellas. Humanamente es comprensible. Tarradellas había pasado veinticuatro años en el exilio esperando el momento en el que él devolvería la Generalitat (...) Ahora bien, una cosa es ser comprensivo con la resistencia de Tarradellas de abandonar un poder que se le había hecho muy corto y otra cosa es que la situación no se podía dilatar y que el proceso de sucesión debía hacerse en unos plazos razonables"

(traducido de la edición catalana)

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¿Quién se irá al paro?

España ha salido peor parada en la última corrección de sus previsiones económicas que ha efectuado el FMI. La institución basada en Washington (y frente a la ventana de mi oficina) nos augura un 2009 donde la crisis se agudizará, y el parón de la construcción continuará destruyendo empleo, causando estragos en el resto de la economía.

Si examinamos los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), encontraremos que el crecimiento en el paro viene liderado por una gran destrucción de empleo en el sector de la construcción (el paro aumentó un 70,7% más que en Junio de 2007). Este hecho está perfectamente vinculado al frenazo total en la construcción de nuevas viviendas, como muestran en este blog especializado.

Las primeras víctimas de la actual crisis económica son fáciles de identificar: varones jóvenes (18-40), trabajando en la construcción con contratos no indefinidos. Sus probabilidades de engrosar las listas del paro son altísimas en este momento.

Especialmente será el caso de los jóvenes inmigrantes trabajando en la construcción, que suponen al menos un millón de empleados. Un trabajo reciente del IESE encontró que la ola de inmigrantes que se incorporó en la última década al mercado de trabajo español lo hizo en condiciones de alta temporalidad y generalmente estaban sobre-educados para los trabajos que debían hacer.

En esas condiciones, en los próximos meses vamos a observar tres fenómenos, consecutivamente: (1) la no renovación de muchos contratos de trabajo en la construcción, generando un aumento del paro de manera acelerada de aquí a fin de año; (2) una reducción en la llegada de inmigrantes desde los países de renta media (Europa del Este, América Latina); y por último (3) una presión a la baja en los salarios del sector servicios, al aumentar la competición con la llegada del millón de empleados expulsados de la construcción.

El mapa del paro

Por otra parte, no todo el país se va a haber afectado del mismo modo. Coincide que las zonas donde el boom inmobiliario fue más intenso son las zonas con mayor inmigración, y también aquellas que más van a sufrir la crisis. El arco mediterráneo, desde Girona a Huelva, así como Madrid, van a sufrir con especial intensidad el fenómeno en cadena descrito arriba. Sin embargo, las grandes ciudades conseguirán reabsorber a esos desempleados en otros puestos del sector servicios, actuando de amortiguador. El resto del país, especialmente el norte, vivirá de forma menos aguda la crisis, aunque también verá ralentizarse el crecimiento y el consumo, mientras la inflación se dispara.

En el mapa inferior, observamos la importancia del sector construcción en la creación de puestos de trabajo en las diferentes autonomías. En Baleares, Andalucía, Murcia y La Mancha, el empleo en la construcción representaba entre un 15% y un 17% del empleo total, lejos de la media nacional (13%). Y es ahí, junto a otras comunidades pequeñas muy dependientes del boom inmobiliario, donde más fuertemente se va a sentir la crisis.

¿Tenemos todos los mismos números de ir al paro?

Incluso en las regiones más afectadas, no todo el mundo va a tener la misma probabilidad de terminar el año en el INEM. El mercado de trabajo español tiene la característica, común a otros países mediterráneos, de generar dos mundos laborales casi independientes. En uno se encuentran los asalariados con contrato fijo, que ven más o menos indexado su salario ante una inflación creciente. En el otro, todos los trabajadores temporales, que verán como sus salarios se comprimen en los próximos dos años, y sus probabilidades de ser renovados se desvanecen. Sin duda, la peor situación posible la vivirán aquellos que se encuentren en una autonomía muy afectada por el colapso del ladrillo, y sus condiciones laborales no les ofrezcan demasiada estabilidad.

Ante este panorama, lo único que podrá hacer el gobierno es acelerar la inversión en infraestructuras en las zonas donde el frenazo inmobiliario ha sido mayor, y mejorar las posibilidades de reinserción laboral de los desempleados mediante formación especializada. Pero incluso esas medidas, que tendrán impactos a medio plazo, no serán suficientes para que evitemos vivir la montaña rusa que nos espera hasta 2010.

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Curiosidades: La ciudad más cara del mundo

No es Nueva York. Ni Tokyo. Ni Londres. La ciudad más cara del mundo es... Luanda, la capital de Angola. Este país africano se ha convertido en el segundo exportador de petróleo de África, tras Nigeria, y está creciendo al 20% anual (2007). Con ese flujo de divisas entrando en el país, las importaciones se están disparando y las pobres infraestructuras de Angola no dan abasto. Así, en el puerto de Angola, dado que es prácticamente gratis, se acumulan miles de contenedores cuyas mercancías no son trasladadas a almacenes privados. Los precios del transporte de contenedores se han disparado a 1000$ por contenedor (como referencia, en Europa está por debajo de 100$). Y en esa cadena de cuellos de botella, las importaciones están extraordinariamente encarecidas.

Así un plato principal cuesta entre 30$ y 40$ en los restaurantes de la capital, una caja de cereales 8$ en los supermercados, y hasta 3000$ mensuales el alquiler de un apartamento de 3 habitaciones.

Foto. Luanda, la capital de Angola.

Fuente: Banco Mundial - Doing Business 2008

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¿A quién beneficia el voto emigrante?

Los políticos americanos caen en (demasiadas) ocasiones en un método poco limpio para ganar las elecciones: rediseñar las fronteras de las circunscripciones electorales para asegurarse su re-elección. En la historia americana existen casos grotescos de circunscripciones con fronteras irregulares con el único fin de incluir las zonas afines al gobernante y excluir las zonas díscolas. Vean, por ejemplo, el mapa de un distrito de California en este link (pinchad). Esta práctica se conoce en la jerga política americana como gerrymandering, en honor al ex-gobernador de Massachusetts Elbridge Gerry, amante y practicante del rediseño de los distritos electorales con fines electorales.

Desafortunadamente para nuestros políticos, en España no existe este recurso tan tentador para ganar perezosamente las elecciones. Las circunscripciones españolas son sus provincias y al gozar éstas de protección constitucional dificultan sumamente la modificación de sus fronteras por criterios partidistas. Además el número de escaños que se asigna a cada una de ellas está regulado por ley orgánica y, en consecuencia, se requiere de una mayoría cualificada del parlamento para ser reformada. La necesidad de consensos impide que el gobierno de turno efectúe reformas que le beneficien.

Aún así, los partidos políticos españoles no siempre se resisten a la tentación de proponer iniciativas de reforma de la ley electoral que (obviamente) favorezcan sus intereses. Aunque éstas suelen proceder de IU, la gran damnificada por el actual sistema, la última propuesta de reforma proviene de las filas socialistas. Desde hace algunos meses el PSOE incluye en su paquete de medidas para esta legislatura la creación de un nuevo distrito electoral: la circunscripción número 53. Siguiendo el modelo italiano, esta nueva circunscripción incluiría a todos los ciudadanos de nacionalidad española que se encuentren residiendo en el extranjero. Actualmente, los votos de este electorado se reparten por las diferentes circunscripciones del país, teniendo en las elecciones generales un peso generalmente poco relevante.

Una controvertida reasignación de escaños

El principal problema de esta propuesta es cómo determinar el número de escaños que recibiría esta nueva circunscripción de españoles que residen en el exterior. Según la actual ley, si empadronáramos ficticiamente a los 1,2 millones de residentes en el extranjero en esta nueva provincia española, tendríamos como resultado una circunscripción electoral que contaría con la considerable cifra de 8 escaños. Es decir, los emigrantes en el exterior serían tan influyentes en el Congreso como las provincias de Vizcaya, La Coruña o Asturias. Sin duda, se trata de una representación muy elevada que podría generar muchos recelos entre los ciudadanos que residen en España, pagan allí sus impuestos y sufren en primera persona el gobierno de turno.

Es posible que si el PSOE concretara la propuesta acabara por reducir el número de escaños de esta nueva circunscripción. Pero si somos fieles a la actual ley, deberíamos asignar 8 escaños a esta nueva “provincia” a costa de las existentes para, así, mantener un Congreso de 350 diputados. En concreto, las circunscripciones perjudicadas que perderían un escaño serían las provincias de Valencia, Toledo, Murcia, Cádiz, Almería, Barcelona, Madrid y Baleares.

¿A qué partido beneficiaría electoralmente?

Una posible consecuencia señalada por algunos analistas políticos es que la reforma podría castigar especialmente a las fuerzas de implementación regional, pues el voto nacionalista en la circunscripción de residentes en el extranjero sólo alcanzaría en excepcionales ocasiones la barrera del 3 por ciento necesaria para entrar en el reparto de escaños. Aunque esto es cierto, de entre las provincias afectadas por la reforma sólo en Barcelona hay voto nacionalista susceptible de conseguir escaños. En la práctica, pues, la reforma sólo podría afectar como máximo en un escaño la representación nacionalista en el Congreso.

En realidad, esta reforma afectaría especialmente a la correlación de fuerzas entre PP y PSOE. Los emigrantes han mostrado siempre la “curiosa” tendencia de votar más por el partido que está en el gobierno. Esto ocurre incluso cuando el gobierno pierde las elecciones. Por ejemplo, aunque el PSOE perdió las elecciones de 1996, su voto entre los residentes extranjeros casi dobló al del PP. De forma similar, el PP mantuvo una ventaja de seis puntos porcentuales entre los residentes ausentes cuando éste perdió las elecciones en el 2004. Sin embargo, a pesar de la existencia de esta regularidad, el PSOE casi siempre ha mantenido una ventaja relativa entre este grupo. Felipe González obtenía mejores resultados entre los residentes extranjeros que entre los empadronados en España. En cambio, en el cénit del mandato de Aznar en el año 2000, el PP sólo cosechó una ventaja muy estrecha entre los residentes en el extranjero.

Así, los emigrantes parecen favorecer en términos relativos al PSOE pues los votos del exterior suelen amortiguar la derrota del PSOE cuando éste pierde las elecciones y ampliar su victoria cuando éste las gana. Este sesgo favorable al PSOE entre los españoles residentes en el extranjero tendría mayores consecuencias electorales si éstos contaran con una circunscripción propia. Una sencilla simulación sobre el reparto de escaños en esta hipotética circunscripción número 53 nos deja claro que el PSOE obtendría casi siempre resultados muy favorables para sus intereses. Por ejemplo, en estas últimas elecciones el PSOE obtendría 6 nuevos diputados y, en cambio, el PP sólo 2. Incluso en momentos bajos para los socialistas como en las elecciones del 2000, éste empataría en escaños con el PP (4 ambos partidos).

Para ver más claramente los beneficios que esta reforma electoral supondrían para los socialistas, podemos hacer una simulación de los resultados electorales de las elecciones del pasado 9 de marzo si esta reforma hubiese estado vigente. Los resultados serían los siguientes: por un lado, el PSOE perdería 1 escaño en las provincias de: Madrid, Almería, Toledo y Valencia, pero ganaría 6 nuevos escaños en la nueva circunscripción. Por otro lado, el PP perdería 1 escaño en: Baleares, Barcelona, Cádiz y Murcia y sólo recuperaría 2 escaños entre los votantes emigrantes. En suma, esta reforma permitiría al PSOE mejorar sus resultados en dos diputados (pasando de sus actuales 169 escaños a 171) a costa del PP (que pasaría de 154 a 152). El resto de formaciones políticas mantendrían los mismos diputados que en la actualidad.

Las simulaciones parecen confirmar que la propuesta del PSOE sobre la nueva circunscripción número 53 no es imparcial en términos electorales. Está claro que esta propuesta se puede justificar con el argumento de que beneficiaría la integración y la visibilidad de este colectivo (y por ende su participación, por ahora más bien escasa). Pero las reformas electorales casi nunca son neutras: siempre hay vencedores y vencidos. Y lo más probable es que esta reforma tuviera en la mayoría de las ocasiones un sesgo favorable al PSOE. Ante estos datos es de esperar que el grupo socialista tenga serias dificultades para encontrar los aliados necesarios para llevar a cabo la reforma.

Escrito en: La polémica del voto emigrante -Si, minstro (ADN.es)

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