GA Cohen, filósofo marxista con rigor analítico
7 Ocurrencias Escrito por Lluis el 17.8.09 a las 08:16.por Jahel Queralt Lange
Qué suerte tuvo el marxismo de que Gerald Allan (GA) naciera, el 14 de abril de 1941, en Montreal, en un hogar judío militante del Partido Comunista de Canadá. Durante su juventud, mientras estudiaba filosofía en la Universidad de McGill, se afilió a varias organizaciones comunistas, pero las pugnas internas, la invasión por la URSS de Hungría (1956) y Checoslovaquia (1968), y sus viajes personales a la Europa del Este en los años sesenta acabaron con su pro sovietismo.
No obstante, no tuvo un desencanto a la Glucksman, sino que siguió creyendo que los valores socialistas, la igualdad y la comunidad, merecían lealtad. A pensar mejor esos ideales dedicó toda su vida. En 1961 se fue a Oxford a estudiar con Isaiah Berlin y, tras un período de 20 años como profesor de filosofía en el University College de Londres, volvió en 1985 para ocupar la posición de Chichele Professor en el All Souls College de Oxford, hasta que se retiró en la primavera de 2008.
Dos fases en su carrera
Su carrera se divide claramente en dos fases. La primera estuvo dominada por su interés en la filosofía de la historia de Marx y culminó con la publicación de La teoría de la historia de Karl Marx: una defensa, en 1978. La defensa en cuestión no consistía en probar que el materialismo marxista es veraz, sino que puede ser reconstruido prescindiendo del holismo metodológico y la dialéctica que los más apegados al Manifiesto Comunista habían entronizado como elementos esenciales del marxismo. Cohen pasó a Marx por el tamiz de la filosofía de la ciencia y la teoría social, y el resultado fue que la lucha de clases no era el motor de la historia sino que, si acaso, lo eran las fuerzas productivas.
En un contexto dominado por la interpretación de Althusser de las ideas marxistas, la lectura de Cohen fue casi considerada una herejía positivista de no haber sido por el respaldo que tuvieron sus ideas en una comunidad anglosajona poco dada al oscurantismo. Junto con otros académicos como John Elster, Adam Przewosrki o Philippe van Parijs, formó el "marxismo analítico" y, en los ochenta, se dedicaron a destilar las ideas de Marx de cuestiones ideológicas. Se hacían llamar El Grupo de Septiembre.
Desde los noventa, abandonó la exégesis marxiana. La revolución que nos tenía que conducir a una sociedad igualitaria no llegaba. Se dio cuenta de que la igualdad y la comunidad no definen un estado de cosas inevitable, sino que son valores que hay que apoyar con buenas razones y articular con principios. Mientras Margaret Tatcher hacía lo posible para enterrar el socialismo, él lo defendió desde su cátedra sin caer en una socialdemocracia descafeinada.
Algunos dirán que el lugar para cambiar las cosas no es el púlpito, sino la calle. Pero Cohen pensaba que lo mejor que puede hacer un intelectual es hacer pensar al resto. No es falta de compromiso, sino modestia. Las obras de esta segunda etapa han contribuido enormemente al debate sobre la justicia con distintos argumentos, dirigidos a mostrar que podemos vivir en una sociedad más igualitaria, porque, como él decía, no hace falta ser capitalista para ir en contra del socialismo, basta con pensar que el socialismo no es posible.
Sin duda G. Cohen fue unos de los grandes filosófos de la segunda mitad del siglo pasado. Tal como cuenta Jahel la segunda parte de su obra estuvo dedicada a refutar la obra de Nozick tras el impacto que le supuso la lectura de su libro Anarquía, Estado Utopía. Como contrapunto quisiera señalar que hace unos meses murió otro importante filosofo político Brian Barry, cuya obra Culture and Equity ( una crítica demoledora del multiculturalismo) sigue sin ser traducida al español, pues bien, en su reseña del libro de Nozick tras señalar que era un compendío de lugares comunes de barra de bar de las pequeñas ciudades americanas con la gravedad que eran pronunciadas por un profesor de Harvard. Dice Barry del libro del Nozick: "la textura intelectual tiene su encanto y podría entenderse en un estudiante de postgrado, pero resulta bastante indecente que alguien, desde su silla de profesor, proponga la muerte por hambre o la humillación de algo así como el 10% de sus conciudadanos (si es que reconoce la palabra), eliminar toda transferencia del Estado, dejando con ello al enfermo, el viejo, el discapacitado, a las madres sin hijos a merced de la caridad privada."
Como vemos distintas visiones de un libro.
A pie del comentario de Alfonso he estado leyendo más acerca del trabajo de Brian Barry, y qué personaje más excepcional. Hay un obituario bastante decente en el Guardian que recorre su vida:
http://www.guardian.co.uk/books/2009/mar/31/brian-barry-philosophy
Porque será que todos los apostoles culturales del marxismo viven y publican su obra en democracias occidentales liberales y burguesas, y por tanto, el enemigo a eliminar por el marxismo?
Sería el equivalente al aficionado del Barça que solo quiere ver los partidos del Madrid.
Será una técnica de venta?
Pues lo mismo que los libertarios como Nozick, Anónimo, que si fuera coherente se iría a Somalia donde el Estado que detesta no existe. ;)
Y no me refiero a Nozick (descanse en paz) sino a los libertarios [que opinan] como [lo hacia] Nozick.
justo ahora, por casualidad, he leído "Why not Socialism" y me parece maravilloso
y creo que hay un antes y un después de pensar en el socialismo como el sistema que rige un campamento de verano.