Estamos en temporada de crisis de diferentes índoles. Por un lado, es bien sabido que el crédito político del gobierno y, en especial, del vicepresidente económico ha quedado bastante tocado debido a cómo se ha gestionado la crisis. Por el otro lado, el principal partido de la oposición no ha sido capaz de obtener los réditos de este desgaste debido a la crisis política interna a la que se han sumado últimamente diferentes casos de corrupción.
El resultado: la popularidad de Zapatero y Rajoy han sufrido un desgaste en los últimos meses. Según las encuestas del CIS, Rajoy ha caído casi medio punto y Zapatero se acerca a un punto (en una nota de 1 a 10). Así, ambos líderes salen perjudicados de este inicio de legislatura: la devaluación del Presidente no se ha traducido en una revalorización de su rival. Aún así, los datos del CIS apuntan que en términos comparativos Rajoy sale mejor parado que Zapatero, pues la nota de este último ha caído el doble. Rajoy podría, en este sentido, sentirse algo aliviado.
O no.
Si nos fijamos bien cuáles son los orígenes de la caída de popularidad de ambos líderes nos damos cuenta que, en realidad, es Rajoy el que tiene una situación más complicada. El segundo gráfico nos muestra que la caída de popularidad de Zapatero ha sido más o menos constante entre todos los perfiles ideológicos. Incluso esta caída ha sido mayor entre los ciudadanos que de todas formas no le votarían, los conservadores.
(caída de la nota de Zapatero y Rajoy en la escala 1-10 según la ideología del encuestado entre 2/08 y 1/09)
El problema de Rajoy es más serio. Su popularidad se ha mantenido estable o incluso ha aumentado entre los que probablemente nunca le votarían (la izquierda) y, en cambio, cae de forma alarmante (en más de 1 punto) entre su electorado natural (la derecha). En realidad, pues, si sólo nos fijamos en los electorados potenciales de cada partido, es Rajoy el que está sufriendo con mayor intensidad las consecuencias de la (su) crisis. Parece ser que las crisis políticas internas son incluso más dañinas que las crisis económicas.
Lo importante no es que te odien los enemigos sino que te ame tu propia tribu. Y estos datos muestran a un Rajoy cada vez más débil, con menos apoyos entre los suyos. El reto al macho alfa es cuestión de tiempo.
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