La Moqueta Verde


Ante la crisis... ¿patriotismo?

Por lo general, en nuestro país los políticos son poco proclives a apelar en sus discursos al sentimiento patriótico de los españoles. Es por este motivo que las declaraciones del ministro de industria, Miguel Sebastián, de la semana pasada pidiendo consumir productos españoles, fueron por lo general recibidas con reservas y poco entusiasmo. No sólo se trataba de una propuesta perezosa y poco seria en términos económicos, sino que es también muy dudoso que su petición consiga conquistar los corazones de los españoles.

Y es que nuestro país no es como Estados Unidos, donde la patria es un ingrediente básico para un discurso político exitoso. En España no siempre están bien vistas las manifestaciones de corte patriótico y así lo demuestran las encuestas demoscópicas. Según datos del ISSP, la mayoría de los españoles declaran no estar orgullosos de su nación (55%). Esto contrasta con el orgullo patrio en países anglosajones como Estados Unidos, Australia o Irlanda donde más del 70% de sus ciudadanos se declaran muy orgullosos de su país.

¿Por qué el orgullo patrio está menos arraigado en España? Es muy probable que la falta de patriotismo en nuestro país responda en parte a la existencia de sentimientos nacionalistas rivales como el vasco o el catalán. Pero también se debe a las reservas que el nacionalismo español aún suscita entre los ciudadanos progresistas, muchos de los cuales siguen relacionando los símbolos nacionales con el franquismo. Son pocos los ciudadanos de izquierdas que se declaran muy orgullosos de ser españoles (alrededor de un tercio), hecho que contrasta con el generalizado sentimiento patriótico entre los más conservadores (87%).

En comparación con los otros países de la OCDE, los españoles destacamos por estar menos orgullosos de nuestra historia, de nuestro ejército y de los logros de nuestros científicos y artistas. Sin embargo, superamos la media de la OCDE en la satisfacción que nos producen las conquistas sociales de nuestra democracia (igualdad y prestaciones sociales). En España, pues, si por algo destacamos en comparación con nuestros vecinos es por el patriotismo social o democrático.

El gobierno debería tomar buena nota de ello. En nuestro país, el patriotismo de bandera y desfile no puede ser, en ningún caso, la solución para paliar el desgaste electoral derivado de la crisis. Ante la crisis, las políticas sociales son la respuesta.

lluis, adn.es

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Nadie escucha a nadie

Comenta Diana Mutz en su fantástico libro Impersonal Influence que los ciudadanos tienden a tener en cuenta los problemas nacionales (y no los personales) cuando participan políticamente y que éstos se basan en los medios de comunicación para formarse una opinión. Ya hace tiempo hablamos de su teoría en otra entrada (pincha) y citábamos un fragmento que me parece fantástico: [mass media] provide a steady flow of information that establishes a social world beyond one´s personal experiences and interpersonal contacts”. Nuestra realidad social la construimos en gran parte con la ayuda de los medios de comunicación, pues los consideramos más objetivos y que corrigen el sesgo de nuestra experiencia personal. Según esta idea, ser víctima de un atraco no afecta tanto a la percepción de la seguridad en tu ciudad-país como leer en tu periódico un reportaje sobre “El crimen rumano invade Madrid”.

Esta teoría nos ayuda mucho a los ciudadanos nómadas a entender por qué el ambiente que se respira en Cataluña es tan diferente al de Madrid o al de otras comunidades autónomas. Cataluña y el País Vasco tienen unos patrones de consumo de medios totalmente diferente al resto del país, especialmente al de Madrid. En estas comunidades el consumo de medios de ámbito regional o local es muy superior. Vean la tabla elaborada a partir de una encuesta de una muestra algo superior a 2000 encuestados:

Tabla: Consumo medios por territorio, en %


La mayoría de comunidades –excepto Madrid- consumen sus propios periódicos. Alrededor del setenta por ciento de los ciudadanos se deciden por un medio regional o local cuando van a los kioscos. El patrón de consumo cambia radicalmente cuando encendemos los televisores o las radios. En este caso, sólo los catalanes y los vascos consumen de forma relevante medios regionales, alcanzando casi la cuota del 50%.

La conclusión es clara: los mercados de comunicación están segmentados territorialmente de tal manera que España se divide en tres realidades paralelas: la catalana, la vasca y la restoEspaña. Cada una de ellas con sus códigos, sus discursos, sus prejuicios.

Es verdad que este argumento se apoya sobre otro supuesto –el primero es creerse a Diana Mutz. Este supuesto es el siguiente: los medios regionales tienen un discurso distinto al del resto de regiones. Pero, ¿alguien lo duda a estas alturas? En el caso de los medios audiovisuales, las principales plataformas están controladas por los gobiernos regionales –cada uno con sus particularidades e ideologías.

Muchos ciudadanos consumen medios con un discurso territorializado, endogámico, poco ventilado y construyen realidades que caducan al cruzar las fronteras regionales. Yo no fui consciente de la existencia de realidades paralelas hasta los 24, cuando cogí mis bártulos y crucé el Ebro. Hasta entonces, mi realidad era la única realidad y es sorprendente lo interiorizado que tenia ciertos discursos que, inevitablemente, han ido chocando con otras realidades. Después de varios años viviendo intermitentemente en cada una de las orillas estoy convencido de que uno de los grandes problemas en España es que nadie escucha a nadie. España es un conjunto de grupos sin intersección, sin espacios comunes.

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¿Necesita España un himno nacional?

Este artículo del Time hace un buen resumen del estado de la cuestión.
En mi opinión, con el "la la la" estábamos mejor.

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Yo estoy orgulloso de ser español

En su mensaje youtube de la semana pasada, Mariano Rajoy comentaba lo siguiente:

Yo estoy orgulloso de ser español.
Sé que los españoles también lo están.

A estas alturas nadie duda de la sinceridad de Don Mariano cuando declara su amor por España, pues parece ser uno de los elementos centrales de su ideario político. Pero parece más cuestionable que el resto de los españoles piensan como él. La organización ISSP, que compara las actitudes políticas y sociales entre diferentes países, precisamente realizó una encuesta sobre el sentimiento nacionalista en algunos países del mundo. Los resultados son contundentes (aunque previsibles): España es uno de los países con menos orgullo patrio del mundo. Vean la tabla
Do you feel proud are you of being [country national]?
1=not proud at all ...... 4=very proud

(nota: el gráfico es poco intuitivo pero algunos problemas técnicos me impide hacer un simple gráfico de barras... En todo caso cuánto más arriba se situa un país más nacionalista es)
Los datos del ISSP son contundentes: España se posiciona tercero en la cola en la escala nacioanlista, siendo sólo superado por Alemania y Israel Arabs (que imagino que se refiere a los israelies de origen árabe). En el lado opuesto nos encontramos algunos países latino-americanos como Venezuela, Chile y Uruguai o países anglosajones como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Canada o Irlanda.

Es obvio que parte de la falta de orgullo nacional se debe a la existencia de los nacionalismos regionales. Los regionalistas vascos y catalanes incluidos en la muestra del ISSP tiran la media de la muestra española hacia posiciones poco nacionalistas. Pero el hecho de que Alemania sea el país con menos orgullo nacional también puede estar indicando que los acontecimientos de la historia reciente tienen un impacto muy relevante. Para muchos españoles, el nacionalismo español aún sigue vinculado a la idea del franquismo y esto provoca que los ciudadanos de izquierda no se sientan cómodos con el nacionalismo.

Los datos de arriba provienen de una encuesta del CIS de 2005 y se efectúa la misma pregunta que en la encuesta ISSP. Como comentábamos, la izquierda se siente mucho menos orgullosa de su patria. Las diferencias entre izquierda y derecha son muy fuertes: una cuarta parte de los ciudadanos de la extrema izquierda están poco o nada orgullosos de su nación, mientras que no hay prácticamente nadie en la derecha que no sea nacionalista. Tengo la intuición que esta fuerte relación entre ideología y nacionalismo es especialmente relevante en España, pero desafortunadamente no dispongo de datos comparativos para demostrarlos (aunque seguiré investigando).

En conclusión, Rajoy es un tanto optimista diciendo que los españoles nos sentimos orgullosos de nuestra bandera, pero en todo caso el mensaje coincide perfectamente con los sentimientos de sus potenciales votantes (de centro a derecha) y, por lo tanto, puede tratarse de una estrategia eficaz para mantener movilizado y motivado a su propio electorado (que por ahora lo está mucho).

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