Las buenas notas de las ministras… ¿durarán?
3 Ocurrencias Escrito por Lluis el 12.7.08 a las 11:19.Las encuestas demoscópicas solían indicar hasta la fecha que los ciudadanos españoles tenían una peor opinión de las ministras que de sus homólogos masculinos. La ventaja de los ministros sobre las ministras nunca había sido excesivamente grande pero se había mantenido constante desde el primer gobierno de José María Aznar. Sin embargo, esta regularidad se ha roto con el recién estrenado ejecutivo socialista: según el barómetro de abril del CIS (los últimos que facilitan notas del ejecutivo), por primera vez desde que las mujeres tienen una participación relevante en los gobiernos de nuestro país, la nota media de las ministras (5,1 sobre 10) supera por la mínima a la de los ministros (4,9 sobre 10). A pesar de que la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, se mantiene a la cola del Consejo de Ministros con un 4,1 sobre 10, la mayoría de ministras arrancan la legislatura aprobando. Fotogalería: Las notas de las ministras.
¿Por qué las ministras han sido tradicionalmente peor valoradas? ¿Qué ha cambiado en estas últimas semanas para que esta tendencia haya desaparecido? Una posible explicación de la primera cuestión es que los ciudadanos españoles siguen manteniendo actitudes sexistas en la esfera política. Al menos en España, los ciudadanos estamos acostumbrados a que nuestros gobernantes tengan un perfil masculino y esto podría inconscientemente afectar negativamente en como juzgamos a nuestras políticas. No obstante, parece poco probable que en cuestión de pocos meses los españoles hayan abandonado repentinamente sus actitudes sexistas.
Otra explicación sobre la tradicional menor valoración de las ministras es que hasta ahora éstas eran, simplemente, peores. El volumen de mujeres activas en política es escaso, así como el porcentaje de afiliadas a algún partidos políticos, que suelen representar en torno a un tercio del total de la militancia. La menor oferta de mujeres en política podría potencialmente afectar la calidad de las ministras, sobretodo si se desea cumplir con una determinada cuota de mujeres en el ejecutivo. No obstante, un breve repaso al currículum de las ministras del primer gobierno de Zapatero no parece apoyar esta tesis. Los logros académicos de las ministras del anterior ejecutivo son similares, o incluso mejores, que los de los ministros, pues todas ellas poseen al menos una licenciatura y en su mayoría estudios de doctorado. Es evidente que la valía de nuestros representantes no depende sólo de su formación, pero existe, sin duda, cierta relación.
Así, es muy posible que las malas notas tradicionalmente cosechadas por nuestras ministras no se deba a su falta de preparación o a las actitudes sexistas de los ciudadanos. La explicación más plausible es que se deba principalmente al sexismo imperante entre la clase política, quien tradicionalmente había relegado las mujeres a cargos de perfil político bajo. En efecto, el tipo de cartera condiciona el grado de exposición pública de los ministros y, por ende, el nivel de conocimiento que poseen los ciudadanos sobre quien sustenta el cargo. Y las encuestas muestran que existe una relación positiva entre el grado de conocimiento de los ministros y su popularidad: los ministerios menos relevantes generan políticos menos valorados.
Los ejecutivos de Zapatero representan un punto de inflexión en esta cuestión. En su primer gobierno, el actual Presidente confió en una mujer para un cargo de gran relevancia como es el de la vicepresidencia primera. Esto permitió a Fernández de la Vega convertirse en uno de los miembros mejor valorados del anterior Consejo de Ministros. En este segundo Gobierno, Zapatero ha ido más allá y no sólo ha reforzado la presencia femenina en algunos de los ministerios de mayor relevancia, sino que en esta ocasión también ha procurado difundir el mensaje de que el alto número de ministras en uno de los principales activos de su nuevo Gobierno.
El ejemplo más claro de que el tipo de cartera ministerial y su relevancia pública es una cuestión de primer orden en las valoraciones de los ministros es el de la actual Ministra de Defensa, Carme Chacón. La socialista catalana suspendía como Ministra de Vivienda hace tan sólo unos meses con un 4,3 y su valoración estaba por debajo de la media del Gobierno. Pocos meses después, se ha convertido, ya como Ministra de Defensa, en el segundo miembro más valorado del actual ejecutivo con una nota de 5,7. Chacón es la misma; el cargo diferente.
Durante esta legislatura, las ministras seguirán contando con una mayor relevancia y visibilidad. ¿Sabrán aprovecharlo? Las continuas polémicas en torno a las propuestas y declaraciones de Bibiana Aído ("miembras", biblioteca de mujeres, el velo) nos hacen ser pesimistas sobre su capacidad de mantener su actual aprobado (de 5.1 sobre 10). De nuevo, no parece casual que las polémicas provengan de un ministerio de poca relevancia y con competencias poco claras. Sus errores no son sólo una cuestión de su valía como profesional, sino que en gran parte vienen con el cargo. Si sus polémicas propuestas acaban hundiendo la valoración de la ministra de Igualdad, es muy probable que los nuevos barómetros de CIS vuelvan a posicionar la nota media de las ministras por debajo de sus homólogos masculinos.
Etiquetas: españa, politica, Si ministro
La explicación que das a la mejor nota de las ministras ahora comparado con el pasado me parece probable: hay "premiums" asociados a ciertos ministerios...
- positivos: vicepresidencias, interior, defensa;
- ambiguos: economía, sanidad, trabajo, obras públicas;
- negativos: exteriores, educación, medio ambiente, igualdad, vivienda y cualquier "ministerio blando" que se quiera inventar.
El por qué esto es así es complejo de explicar (hay ministerios más sensibles que otros al ciclo económico, hay ministerios sin presupuesto contundente pero con altas expectativas, y hay ministerios que se benefician de la conexión emocional con los ciudadanos (interior=terrorismo/víctimas; defensa=cooperación/ayuda/cascos azules, etc). No he leido nunca nada a por qué esto es así, pero seguro que alguien lleva escribiendo sobre ello toda la vida (los "nichos" académicos donde la gente se instala son de lo más insospechado).
Debe seguir habiendo un efecto negativo constante atribuible a ser mujer. Así, seguro que las notas de los ministros de defensa solían ser ligeramente más altas que las de Chacón, por ejemplo.
No son explicaciones excluyentes, como comentabas arriba.
En mi opinión (de catecúmeno) la Ciencia Política se divide en dos periodos. Antes de The Lógic of Collective Action (1965), la época de las tinieblas, y después.
Con The Logic en la cabeza sabemos que el tiempo que un ciudadano dedique a informase acerca de un bien colectivo (p.e la política de la Comunidad) es a su vez un bien colectivo. Presenta los problemas de los bienes colectivos por lo que ningún ciudadano tendrá incentivos para dedicar su tiempo a informarse de las actividades políticas de las ministras, de modo que la popularidad de estas cuotas (con perdón) va a depender del tiempo que aparezcan en los medios (fundamentalmente la TV). A su vez este tiempo será una función de la sencillez de los asuntos que tratén (que los periodistas sean capaces de entenderlos) y del impacto visual de sus competencias.
Parece claro que entre los problemas de la vivienda y pasar revista (embarazada) a las tropas la proporción resulta clara.
P.D.: Tras resolver el enigma me voy a tomar una botella de sidra con los amigos (y alguna amiga a la que –por desgracia- no me une una bonita amistad)
No es necesario recurrir al sexismo "clásico" en la política para "justificar" que las ministras eran peores ministras.
Simplemente teniendo en cuenta que algunas ministras son elegidas por cupo, es normal que accidentalmente no sean idóneas. Pasa lo mismo cuando se busca por narices que para cumplir cupos un ministerio lo ocupe un catalán, un gallego, etc...