La realidad de nuestras democracias, sin embargo, parece bien distinta. Sin ir más lejos, en España los sondeos demoscópicos apuntan sistemáticamente que la mayoría de los españoles apenas discutimos de política fuera de nuestros hogares y que, cuando lo hacemos, raramente intentamos convencer al contertuliano. Solemos discutir con nuestros más allegados, pero evitamos con mayor frecuencia hablar de política con compañeros de trabajo, de estudios o de otros contextos más formales. Evitar las discusiones políticas en entornos menos familiares no es casual: es ahí donde es más posible encontrar opiniones divergentes. De hecho, las encuestas demuestran que los españoles cuando hablamos de política, solemos hacerlo con personas afines ideológicamente. En suma, el debate de ideas o la confrontación de puntos de vista es más bien poco frecuente en nuestro país. Los españoles (aunque en eso no somos ninguna excepción con respecto a otras democracias) no parecemos, por lo general, muy amantes a intercambiar opiniones con nuestros conciudadanos cuando éstos habitan en otras latitudes ideológicas.
Aún así, es posible que los ciudadanos prefieran escuchar al rival en entornos más anónimos, a través de los medios de comunicación. La oferta mediática en nuestro país se caracteriza por disponer una gran diversidad de voces y con un simple movimiento del dedo índice podemos fácilmente exponernos a opiniones distintas sin levantarnos de nuestros sofás. No obstante, las encuestas del CIS muestran, de nuevo, que el consumo de medios en nuestro país sigue un patrón claramente ideológico. Echen un breve vistazo a la tabla de arriba. Los ciudadanos de izquierdas y derechas no recurren a los mismos medios para informarse de la actualidad del país. Esto es especialmente notorio en el caso de la prensa escrita y la radio.
Fijémonos en este último aspecto. Si bien la inmensa mayoría de los ciudadanos de izquierdas (62%) prefiere informarse de política escuchando la Cadena Ser, prácticamente ningún de este grupo ideológico sintoniza a su a la emisora rival, la Cadena Cope. Los números se invierten en el caso de los ciudadanos de derechas, los cuales prefieren mayoritariamente (52%) escuchar la radio de los obispos, pero parecen aborrecer la cadena Ser. Un patrón similar de consumo tiene lugar en la prensa escrita (El País versus El Mundo) y, en menor medida, en las emisoras de televisión (Telecinco versus Antena 3). Claramente, los ciudadanos escogen el medio para informarse teniendo en cuenta su ideología política. Sólo hay una curiosa excepción. Irónicamente, los medios de ámbito nacional controlados por el gobierno de turno (TVE1 y RNE 1) consiguen tener una audiencia ideológicamente mixta.
En definitiva, los ciudadanos españoles parecemos ser generalmente poco amigos de escuchar y dialogar con los rivales. Tanto en la calle como desde nuestros sofás nos gusta oír voces amigas, afines a nuestras ideas.
Etiquetas: Si ministro
Muy interesante,
aunque poco sorprendente;)
No sólo eso, es posible que hablar de política con gente con opiniones contrarias a las nuestras nos polarice más que otra cosa. Hay algunos estudios recientes realizados con métodos experimentales en sociedades post-conflicto que apuntan a que el debate o la deliberación no lleva a mayor tolerancia hacia el grupo opuesto.
Igual sí discutimos de política con los amigos y en el curro, pero en general son matices sobre la misma tendencia.
Con toda la modestia del aficionado hice un post relacionado, si bien centrado en la prensa y en Catalunya.
http://reportero-bombero.blogspot.com/2007/09/dime-lo-que-lees-y-te-dir-quien-votas.html
La verdad es que los resultados de la encuesta no sorprenden. Eso es algo que se sabe y que forma parte del negocio. La prensa no sólo sirve para infiornmarse sino para crear una imagen del mundo afín a uno mismo. El ejercicio de leer/escuchar algo opuesto a tu ideología es inteletualmente muy cansino, pese a siempre se recomienda.
Lo más chocante es que Tele 5 sea una televisión más vista por gente de izquierdas que por los de derechas... Quizás a estos últimos tienen reminiscentes molestias por el estilo "Mamachicho", si no, es totalmente incomprensible.
?de dónde sale esa tabla?