Las elecciones municipales en Vitoria. Alfonso Alonso (nota 3,7) no suspende en las urnas.
1 Ocurrencias Escrito por Lluis el 24.5.07 a las 21:19.
Alfonso Alonso, alcalde de Vitoria-Gasteiz 1999-2007
Hace unos días comentábamos la gran capacidad de Esperanza Aguirre de convencer al electorado Madrileño de su valía como presidente regional. No sólo su nota pasa del suspenso a casi un notable, sino que sus posibilidades de reelección parecen garantizadas.
No obstante, otros políticos no parece que sepan aprovechar las instituciones para perfilarse como buenos gestores y, por consiguiente, buenos candidatos. El caso más extremo es, quizás, el alcalde de Vitoria, que probablemente es el alcalde de capital de provincia menos valorado. En 1999 con tan sólo 31 años consigue arrebatar la alcaldía al PNV gracias, en gran parte, al inicio del colapso de Unidad Alavesa (partido escindido del PP años anteriores y que consiguió ser segunda fuerza en la provincia) y a la renuncia del anterior alcalde, el carismático José Ángel Cuerda, a optar a la reelección.
(porcentaje, y número de ediles)
Alonso ganó las elecciones a pesar de tener por entonces una nota de 3,72, muy por debajo del candidato Peneuvista de entonces (5,9). Pero Alonso no ha sido capaz de convencer su valía como primer edil. Desde que Alonso tomó las riendas de la alcaldía la valoración ciudadana sobre la gestión municipal ha caído de forma sistemática. De hecho, hay más votantes que valoran la gestión como muy mala o mala (34%) que muy buena o buena (26%). Después de ocho años, el alcalde popular mantiene exactamente la misma nota: un rotundo suspenso del 3,78. Claro, que siempre hay medios afines que ven (de forma totalmente ridícula) la botella medio llena: "Alfonso Alonso rentabiliza su gestión de los últimos ocho años con un alto grado de conocimiento entre la ciudadanía (88%), por delante del candidato socialista"(artículo reproducido en un blog).
Aunque la calidad de un candidato no puede sólo medirse en términos absolutos. Depende también de la valoración de los candidatos rivales. Pero el caso de Vitoria es claro: Alfonso Alonso siempre ha sido menos valorado que el candidato del PNV y en esta ocasión que el del PSE. Los datos, sin embargo, son medias, que no nos cuenta nada de la distribución dentro la población. De hecho, la nota de Alonso es la que tiene mayor desviación estándard, y por lo tanto puede haber mucho votante del PP que valore con buena (e incluso muy buena) nota a su candidato y que los suspensos se concentren entre los peneuvistas y batasunos. Pero en todo caso en Euskadi la identidad política (sea partidista, ideológica o nacionalista) es capaz de amortiguar los efectos de la gestión. Y posibliemente esto también ayuda a explicar porqué Alonso no sufre ningún desgaste por su mala gestión.
El alcalde Alonso, conocedor de los problemas de transporte debido al exponencial crecimiento del municipio ha llevado a cabo planes de mejora de transporte público. Esta política ha sido extremadamente rentable en el caso de Gallardón (y muy posiblemente lo será para Esperanza Aguirre). El esfuerzo de Alonso, pero, se concentra en la construcción de un tranvía que llega inconcluso a las elecciones. Y sin olvidar su otra gran obra: las rampas eléctricas en pleno casco viejo.
Ante estos resultados la intuición es que el PP debe sufrir una sangría de votos. Pero la realidad en el País Vasco es como todos sabemos algo excepcional. Desde 1999, con el colapso de UA, el PP se ha mantenido estable entorno al 30% y nueve escaños. Las previsiones son de estabilidad. Y aunque los resultados, según el CIS, no alteraran de forma sustancial los resultados electorales, mucho ha cambiado durante los últimos 4 años: el polémico Arzallus ha dejado paso al perfil más moderado de Josu Jon Imaz, los nuevos líderes socialistas Patxi Lopez y Rodríguez Zapatero están más abiertos a alianzas con partidos regionalistas. Es posible pues, que, al mala gestión de Alfonso Alonso no se castigue en las urnas sino en los pasillos del consistorio.
Ante estos resultados la intuición es que el PP debe sufrir una sangría de votos. Pero la realidad en el País Vasco es como todos sabemos algo excepcional. Desde 1999, con el colapso de UA, el PP se ha mantenido estable entorno al 30% y nueve escaños. Las previsiones son de estabilidad. Y aunque los resultados, según el CIS, no alteraran de forma sustancial los resultados electorales, mucho ha cambiado durante los últimos 4 años: el polémico Arzallus ha dejado paso al perfil más moderado de Josu Jon Imaz, los nuevos líderes socialistas Patxi Lopez y Rodríguez Zapatero están más abiertos a alianzas con partidos regionalistas. Es posible pues, que, al mala gestión de Alfonso Alonso no se castigue en las urnas sino en los pasillos del consistorio.
Etiquetas: elecciones, españa, vitoria
Bueno, desde otro punto de vista, Alonso no para de mejorar, ¿no?
En cuatro años ya ha aumentado 0,06 puntos. A este ritmo aprobará en... las elecciones de 2088.
Además, siendo justos, que te conozcan más es una cosa mala. Aún puede que se enteren de lo que haces y todo. Y como decía alguien, cuando los alcaldables se ponen a debatir, el nivel del debate no supera al de cualquier taberna.