La semana pasada vino Josep Colomer a Yale a presentar un paper y estuvimos cenando y hablando de la ley electoral catalana que el comité de sabios que dirige tiene que diseñar. Al parecer les han pedido el imposible de incrementar la proporcionalidad, y a la vez "representar bien los territorios". Es probable, además, que se abran las listas, se introduzcan fórmulas de e-voto, crear un distrito para los catalanes en el extranjero y alguna otra iniciativa de modernización que he olvidado.
Una ley electoral es algo importantísimo, pues acaba definiendo el número de partidos que habrá, cómo de sobrerrepresentado está el voto rural (y así los partidos que lo utilizan de 'granero'), y, en fin, el contenido de las coaliciones que se formarán y el sesgo ideológico que primará en el sistema de partidos. Esto tiene consecuencias a lo largo de generaciones, en las políticas que los sucesivos gobiernos surgidos de ese sistema electoral aplicarán. No podríamos entender el largo período de CiU en el poder sin la decisión de utilizar la ley electoral española y no crear una ley catalana propia a principios de los 1980s.
Así pues, sabiendo lo que ya podemos saber, ¿cómo será la política catalana de los próximos años?
¿Cuántos diputados? El nuevo estatuto remite al antiguo en este punto, y aquel establecía unos ratios de diputados/población ajustados al censo de 1980 al Padrón de Habitantes de 1975. Se tiene que actualizar el ratio de diputados por población, y la población ha pasado de 5,8 millones a algo más de 7 millones. El nuevo Parlament debería tener 163, en lugar de los actuales 135, y la mayoría absoluta pasaría de 68 a 82 diputados.
¿Qué distritos electorales? La provincia (4) dejará de ser la unidad de medida, pero la comarca (41) es demasiado pequeña como para ser un distrito. Si se tomara como distrito, el sistema electoral catalán dejaría de ser proporcional para ser pluralista, pues el número de distritos haría que la mayoría de ellos fueran unipartidistas, o como mucho, bipartidistas. La inmensa mayoría de ellas sólo tendrían de uno a dos diputados representándolas, por lo que el ganador se llevaría toda la representación.
La veguería (7) tiene las ventajas de crear geografías económica y socialmente homogéneas, ser simpática para el nacionalismo dado su origen medieval, y estar a medio camino entre la comarca y la provincia, lo justo para ser muy eficiente coordinando políticas municipales. Como distrito electoral resultaría apropiado, y puesto que probablemente CiU o ERC rascarían más de la veguería que se formaría con el norte de la provincia de Barcelona, esto les compensaría frente al posible incremento de la proporcionalidad (que afectaría negativamente a los partidos con 'graneros' en el hinterland).
El Juego de Aprobar la Ley
Las proyecciones y cábalas que se pueden hacer de diferentes configuraciones de la ley son muchas, y aunque en los informes técnicos no van a aparecer, está claro que los partidos las van a hacer antes de dar su apoyo o enmendar la propuesta Colomer. El conseller Nadal dijo que el requisito para aprobar la ley era el consenso entre el Tripartit yla oposición CiU.
En ese juego existen dos tipos de jugadores:
Partidos de Graneros: ya sean rurales (CiU) o urbanos, su electorado tiene densidades distintas a lo largo del territorio, y dependen mucho del gerrymandering y el tamaño y peso electoral de las circunscripciones.
Partidos Proporcionalistas: Sus réditos electorales son mayores cuanto más proporcional es el sistema (1 voto es igual en cualquier parte, especialmente con circunscripción única). El PSC es un claro ejemplo.
Las alternativas posibles no son tantas. Es cierto que la negociación contiene muchos ítems y se pueden negociar todos ellos simultáneamente, haciendo concesiones en unas áreas para obtener prebendas en oras, pero parece obvio que hay dos temas centrales donde los partidos lo van a tener claro y serán irrenunciables: cantidad de distritos electorales y la distribución de diputados en ellos (nivel de propocionalidad).
El área roja delimita las posibles opciones. Las posiciones ideales de los partidos son más tentativas que derivadas de resultados empíricos (Lluis, guiño para que lo simules), pero dan buena idea de las posibles opciones: algunos distritos más, y algo más de proporcionalidad en el sistema, probablemente aumentando el número de diputados y reajustando ligeramente por la distribución de la población actual. Pero no demasiado. De otro modo, si no se trabaja en ese área, el resultado más probable será el status quo y que Catalunya esté otros 25 años más sin ley electoral propia.
Una ley electoral es algo importantísimo, pues acaba definiendo el número de partidos que habrá, cómo de sobrerrepresentado está el voto rural (y así los partidos que lo utilizan de 'granero'), y, en fin, el contenido de las coaliciones que se formarán y el sesgo ideológico que primará en el sistema de partidos. Esto tiene consecuencias a lo largo de generaciones, en las políticas que los sucesivos gobiernos surgidos de ese sistema electoral aplicarán. No podríamos entender el largo período de CiU en el poder sin la decisión de utilizar la ley electoral española y no crear una ley catalana propia a principios de los 1980s.
Así pues, sabiendo lo que ya podemos saber, ¿cómo será la política catalana de los próximos años?
¿Cuántos diputados? El nuevo estatuto remite al antiguo en este punto, y aquel establecía unos ratios de diputados/población ajustados
¿Qué distritos electorales? La provincia (4) dejará de ser la unidad de medida, pero la comarca (41) es demasiado pequeña como para ser un distrito. Si se tomara como distrito, el sistema electoral catalán dejaría de ser proporcional para ser pluralista, pues el número de distritos haría que la mayoría de ellos fueran unipartidistas, o como mucho, bipartidistas. La inmensa mayoría de ellas sólo tendrían de uno a dos diputados representándolas, por lo que el ganador se llevaría toda la representación.
La veguería (7) tiene las ventajas de crear geografías económica y socialmente homogéneas, ser simpática para el nacionalismo dado su origen medieval, y estar a medio camino entre la comarca y la provincia, lo justo para ser muy eficiente coordinando políticas municipales. Como distrito electoral resultaría apropiado, y puesto que probablemente CiU o ERC rascarían más de la veguería que se formaría con el norte de la provincia de Barcelona, esto les compensaría frente al posible incremento de la proporcionalidad (que afectaría negativamente a los partidos con 'graneros' en el hinterland).
El Juego de Aprobar la Ley
Las proyecciones y cábalas que se pueden hacer de diferentes configuraciones de la ley son muchas, y aunque en los informes técnicos no van a aparecer, está claro que los partidos las van a hacer antes de dar su apoyo o enmendar la propuesta Colomer. El conseller Nadal dijo que el requisito para aprobar la ley era el consenso entre el Tripartit y
En ese juego existen dos tipos de jugadores:
Partidos de Graneros: ya sean rurales (CiU) o urbanos, su electorado tiene densidades distintas a lo largo del territorio, y dependen mucho del gerrymandering y el tamaño y peso electoral de las circunscripciones.
Partidos Proporcionalistas: Sus réditos electorales son mayores cuanto más proporcional es el sistema (1 voto es igual en cualquier parte, especialmente con circunscripción única). El PSC es un claro ejemplo.
Las alternativas posibles no son tantas. Es cierto que la negociación contiene muchos ítems y se pueden negociar todos ellos simultáneamente, haciendo concesiones en unas áreas para obtener prebendas en oras, pero parece obvio que hay dos temas centrales donde los partidos lo van a tener claro y serán irrenunciables: cantidad de distritos electorales y la distribución de diputados en ellos (nivel de propocionalidad).
El área roja delimita las posibles opciones. Las posiciones ideales de los partidos son más tentativas que derivadas de resultados empíricos (Lluis, guiño para que lo simules), pero dan buena idea de las posibles opciones: algunos distritos más, y algo más de proporcionalidad en el sistema, probablemente aumentando el número de diputados y reajustando ligeramente por la distribución de la población actual. Pero no demasiado. De otro modo, si no se trabaja en ese área, el resultado más probable será el status quo y que Catalunya esté otros 25 años más sin ley electoral propia.
Etiquetas: cataluña, ciencia politica, politica
Que intersante cenar con colomer y poder discutir esto con él... ya podría pasarse también por oxford!
Oye lo que no acabo de entender es el gráfico pues consideras que "tamaño de la circumscripción" es ortogonal a la "proporcionalidad del sistema"... ¿estas seguro? una herramienta de proporcionalidad es precisamente el tamaño del distrito, no? por lo tanto los ejes estarían correlacionados y no serían perpendiculares. Yo casi consideraria los ejes paralelos y luego la ley electoral está tan cerca de las posiciones de ciu (como se ve en tu grafico) que simplemente este partido siempre vetará cualquier reforma. Yo pronosticaría que colomer está perdiendo un poco el tiempo. Pero mientras cobre sus honorarios...
Lo de las vegueries pensaba que montilla lo había borrado de la agenda.
Obviamente tienes razón en la correlación entre número de circunscripciones y nivel de proporcionalidad. ¿Se te ocurre una manera mejor de representarlo? En el sentido de que no es una correlación perfecta: es posible tener muchas circunscripciones y mucha proporcionalidad (o poca), pero no muchisimas circunscripciones y mucha proporcionalidad.
Me temo que la relación tiene forma de S.
Se me hace difícil representarlo espacialmente, pero sería interesante pensar sobre ello.
Pq este tema es importante en Catalunya y no en España?
Creo que cualquier motivación de cambio o de no cambio esta motivado por los intereses de cada partido, por lo que pronostico un empate infinito.
En Catalunya creo que se da este caso y en España, cuando he oído hablar de modificación era pq ni PP ni PSOE querían gobernar en minoría. Es decir, solo sale este tema cuando alguno de ellos no tiene mayoría absoluta.
Puro interés partidista.
(El interés partidista no tiene pq ser juzgado como malo a priori, pues cada partido cree que hace lo mejor para todos, sean sus votantes o no)
Odalric, no es que no sea interesante para el resto de españa, sino que en catalunya es más interesante por un hecho muy sencillo: la ley electoral de catalunya como CCAA no existe. En el resto de CCAA (en todas? no estoy completamente seguro pero creo que si) han diseñado desde hace tiempo sus propias leyes electorales. En catalunya vamos muy retrasados en este punto concreto. Ergo, en catalunya aun es un tema relativamente candente.
Por lo demás, estoy de acuerdo con el comentario.
Talueg,
Xavi
Y sucede más, resulta que la disposición transitoria del Estatuto de 1979 decía que el Parlament tenía que aprobar una ley electoral propia, y de mientras, usar la general española.
Casi treinta años después, se aprueba otro estatuto que remite a lo dicho en el del 1979, que por cierto está abolido, lo cuál jurídicamente es un poco extraño (referirse como referencia a una ley que dejó de estar en vigor). Por eso la situación es más acuciante que en cualquier otra circunstancia: no es que quieran, es que deben aprobar algo. Aunque sea una ley catalana que reafirme el actual sistema.