El terrorismo (I): ¿Se han radicalizado los votantes?
2 Ocurrencias Escrito por Lluis el 14.1.07 a las 16:31.
No cabe duda que el terrorismo se ha convertido en una de los temas más presentes en la riña diaria entre los partidos políticos. Hace un par de años que se rompió el consenso de anteriores legislaturas sobre la necesidad de apartar este tema de la competición partidista. Claramente, los partidos políticos se han radicalizado en este tema... pero, ¿y los votantes? Los barómetros del CIS preguntan de forma frecuente la valoración sobre la gestión gubernamental en diferentes políticas (de 1 “muy buena” 5 “muy mala”); entre ellas se encuentra el terrorismo. Estos datos nos permiten ver si la valoración se ha polarizado en los últimos años desde que Zapatero llegó a la Moncloa.
Curiosamente el gráfico 1 muestra dos tendencias que pueden sonar contra-intuitivas a primera vista. Primero, el electorado considera la gestión de Zapatero (verano 2006) mejor que la de Aznar (primavera 2000). Segundo, y más curioso, la polarización (medido con desviación estándar) se ha reducido. Hay una menor dispersión de las opiniones en materia terrorista. Esto parece ser contradictorio con la creciente bronca en el Congreso y en los medios de comunicación. Deberíamos pensar que ahora los votantes se han ido a los extremos (o muy a favor o muy en contra).
Pero quizás esto se debe a que todos los partidos, exceptuando el PP, han cerrado filas entorno al gobierno. Si comparamos sólo los votantes del PP y del PSOE, se ve mejor el aumento de la polarización (gráfico 2). Pero, curiosamente esta no se debe a la radicalización del PP sino del PSOE! Si nos fijamos la valoración de los votantes del PP sobre la gestión del gobierno socialista en materia terrorista es igual de negativa que la que tenían los votantes del PSOE sobre el gobierno de Aznar. Desde esta perspectiva, los votantes del PP no parecen especialmente enfadados con el gobierno (y nadie lo diría escuchando los oyentes de la COPE). El incremento de la distancia de la valoración del gobierno se debe sobretodo a que los votantes del PSOE son extremadamente optimistas sobre la política de Zapatero (son datos anteriores al fin de la tregua).
Es decir, este estudio preliminar no parece apuntar que el electorado se haya polarizado en materia terrorista. Tampoco parece confirmar que los votantes del PP se hayan radicalizado o sean especialmente beligerantes con Zapatero en materia terrorista.
Tendrá el tema del terrorismo una mayor influencia en las elecciones (tal y como sugería Alex Vidal en su comentario citando a Guerra Eterna). Con estos datos no podemos decir mucho. Pero para que un tema político sea influyente en las urnas debe cumplir tres requisitos: (1) los votantes deben considerar el tema políticamente relevante, (2) los votantes deben tener perspectivas contrapuestas, y (3) los partidos deben tener ser ideológicamente distintos en ese tema. En mi opinión si ahora el terrorismo tiene más influencia sobre el voto no se debe a los dos primeros, pues estos se han reducido, sino al tercero. Cuando la política terrorista estaba fuera de la confrontación política, los votantes no podían discriminar qué partido coincidía más con sus opiniones: a ojos del electorado PP y PSOE eran iguales en ese tema. La ruptura del consenso ha permitido que los votantes puedan ver a los partidos distintos en esa materia y, en consecuencia, que puedan votar al que coincide más con su punto de vista. Es probable, pues, que en futuras elecciones el terrorismo de ETA emerja como tema políticamente relevante.
Curiosamente el gráfico 1 muestra dos tendencias que pueden sonar contra-intuitivas a primera vista. Primero, el electorado considera la gestión de Zapatero (verano 2006) mejor que la de Aznar (primavera 2000). Segundo, y más curioso, la polarización (medido con desviación estándar) se ha reducido. Hay una menor dispersión de las opiniones en materia terrorista. Esto parece ser contradictorio con la creciente bronca en el Congreso y en los medios de comunicación. Deberíamos pensar que ahora los votantes se han ido a los extremos (o muy a favor o muy en contra).
Pero quizás esto se debe a que todos los partidos, exceptuando el PP, han cerrado filas entorno al gobierno. Si comparamos sólo los votantes del PP y del PSOE, se ve mejor el aumento de la polarización (gráfico 2). Pero, curiosamente esta no se debe a la radicalización del PP sino del PSOE! Si nos fijamos la valoración de los votantes del PP sobre la gestión del gobierno socialista en materia terrorista es igual de negativa que la que tenían los votantes del PSOE sobre el gobierno de Aznar. Desde esta perspectiva, los votantes del PP no parecen especialmente enfadados con el gobierno (y nadie lo diría escuchando los oyentes de la COPE). El incremento de la distancia de la valoración del gobierno se debe sobretodo a que los votantes del PSOE son extremadamente optimistas sobre la política de Zapatero (son datos anteriores al fin de la tregua).
Es decir, este estudio preliminar no parece apuntar que el electorado se haya polarizado en materia terrorista. Tampoco parece confirmar que los votantes del PP se hayan radicalizado o sean especialmente beligerantes con Zapatero en materia terrorista.
Tendrá el tema del terrorismo una mayor influencia en las elecciones (tal y como sugería Alex Vidal en su comentario citando a Guerra Eterna). Con estos datos no podemos decir mucho. Pero para que un tema político sea influyente en las urnas debe cumplir tres requisitos: (1) los votantes deben considerar el tema políticamente relevante, (2) los votantes deben tener perspectivas contrapuestas, y (3) los partidos deben tener ser ideológicamente distintos en ese tema. En mi opinión si ahora el terrorismo tiene más influencia sobre el voto no se debe a los dos primeros, pues estos se han reducido, sino al tercero. Cuando la política terrorista estaba fuera de la confrontación política, los votantes no podían discriminar qué partido coincidía más con sus opiniones: a ojos del electorado PP y PSOE eran iguales en ese tema. La ruptura del consenso ha permitido que los votantes puedan ver a los partidos distintos en esa materia y, en consecuencia, que puedan votar al que coincide más con su punto de vista. Es probable, pues, que en futuras elecciones el terrorismo de ETA emerja como tema políticamente relevante.
Etiquetas: ciencia politica, politica
Sumemos el hecho de que, tras el atentado, el terrorismo haya ganado relevancia entre los votantes, aydudado esto por la importancia que se le ha dado desde medios de comunicación e instancias políticas varias. Sumemos, además, que la visión contrapuesta de los votantes ante este tema puede estar acentuándose por la mayor división de los partidos y el hecho de que no sólo el atentado, sino la mani de ayer haya sido tomada como punto de inflexión (que puede haber cambiado la tendencia a la baja de la desviación típica). Restemos todo lo que pueda pasar en el próximo año y dos meses. Resultado: amplia probabilidad de que sí, de que tenga una influencia considerable, pero en fin, demasiado pronto es.
Puede ocurrir también que una parte de los votantes del PSOE se desencante tras el atentado y pasen a valorar la gestión del Gobierno en materia terrorista de una forma más baja, acercándose así más al espectro del PP, y es una posibilidad a considerar, pero de la que, de momento, no tenemos datos. Sin emabrgo, aunque se diese este acercamiento, es de suponer también que los votantes del PP valoran ahora más negativamente la gestión del Gobierno, y que tal vez el núcleo de "irreductibles" del PSOE sigan en sus trece e incluso aumenten su valoración de cara a una encuesta, con lo que la dispersión tampoco tiene por qué cambiar. En todo caso, lo que es evidente es que, como decís, la política respecto al terrorismo está en al confrontación politica, y no sólo a nivel de partidos. Y parece que así va a seguir.
Hasta qué punto puede todo esto decidir el voto de forma determinante... de momento considero que no demasiado, la verdad, pues las posturas están bastante bien afianzadas en la mayoría de la población, pero habrá una minoría (la de siempre), en la que sí podría influir considerablemente si el debate se continúa centrando en este asunto, es decir, si sigue la tendencia actual.
Me gusta el análisis, Lluis. Pero olvidas un punto básico:
los votantes del PP y del PSOE en el momento Aznar y en el momento Zapatero son individuos distintos (en número, en composición ideológica, etc).
Los que votaron al PP en el 1996 pueden ser muy distintos a los que votaron al PP en 2004. Puede que incluso haya habido tiempo para que esos votantes, que no se fueron por el 11-M, hayan generado una identidad partidista progresivamente en estos años, o por el contrario, la hayan relajado.
Y lo mismo para los votantes del PSOE en 1996 (tela!) y los votantes del PSOE en 2004. En 2004 tienen un electorado más heterogéneo, mientras que en 1996 tiene un electorado a) más homogéneo b) de más edad c) más working class.
Este tipo de extrapolaciones pueden explicar en parte las diferencias que observamos. Pero en todos los casos el gobierno posee un electorado heterogéneo (para eso son mayorías).
No sé como interpretar todo el meollo, la verdad.