La Moqueta Verde


Dicen los psicoanalistas que los humanos engañamos nuestra conciencia proyectando o sublimando nuestros deseos reprimidos a otros objetos más aceptados socialmente. Nunca he sido miembro de un partido político pero es sabido que sus líderes reprimen constantemente su deseo de romperse la cara con la facción interna rival. Cuando en lugar de un partido se trata de una coalición como Convergencia i Unió, el deseo se hace más evidente pues el “exogrupo” es mucho más claro.

Los miembros de CiU tienen la oportunidad de sublimar sus ansias de ruptura cada cuatro años en las elecciones municipales. En estas contiendas electorales siempre se abre la veda para que los ambos formaciones políticas saques sus cuchillos. Al tratarse de unas elecciones menores y más fragmentadas, una hipotética discordia en eg. Tremp o Navarcles no produce heridas mortales a la coalición.

En realidad, normalmente se trata de Unió Democrática la que reta a su socio. El motivo es que en este tipo de elecciones no suelen respetar la correlación de fuerzas pactada de 75% para Convergencia y el 25% para Unió. De hecho, los cabezas de lista democristianos apenas alcanzan el 10 por ciento del total de las candidaturas. En parte este hecho ocurre por la existencia de otro pacto (éste posterior) que da derecho a la reelección a los alcaldes de la coalición que lo deseen.

Pero Unió casi siempre sale mal parada de la riña porque sus amenazas son escasamente creíbles… y es que, seamos honestos, lejos quedan los resultados de 1977 cuando se presentaron ambas formaciones por separado. Entonces Convergencia obtuvo 16,9 y Unió 5,7: es decir 75% vs. 25% -la tradicional división pactada. En la actualidad hay datos que apuntan que Unió sólo representa el 10 % del voto de la coalición (o así lo apuntan alguna encuesta efectuada por la Generalitat hace unos meses). Según datos internos de Convergencia si éstos se presentaran por separado en unas elecciones autonómicas, CDC obtendría diez veces más escaños que UCD.Los datos que dispone Unió son algo más optimistas pero lejos queda ese 25%.

Este año las disputas para la configuración de listas se centran en Palamós, Igualada y Sitges, donde no hay consenso entre las dos formaciones y, en consecuencia, queda la decisión en manos de una asamblea de militantes (y ya saben cómo suele ser la militancia… que se lo pregunten a ERC). Pero el caso más bochornoso es el de Tarragona donde ambas formaciones han acudido al notario para blindar el acuerdo que han alcanzado. La erótica que los notarios le producen a CiU es algo también a estudiar.

Pujol antes de morir políticamente apostó por la fusión de ambas formaciones. La unión de organos directivos y militancia difuminaría las fronteras del exo-grupo. Pero claro, mientras Unió cuente con el privilegio del 25% ¡ni hablar de fusión! Algún día se actualizaran las cuotas (imagino cuando el carismático Duran-Lleida deje el cargo). Veremos luego que estrategia seguirá Unió.
Y acabemos… Para los curiosos, así le va a CiU en las elecciones autonómicas:

1979 216 alcaldes y 1.769 regidores
1983 438 alcaldes y 3.324 regidores.
1987 594 alcaldes y 4.374 regidores
1991 613 alcaldes y 4.354 regidores
1995 639 alcaldes y 4.239 regidores
1999 602 alcaldes y 4.156 regidores
2003 525 alcaldes iy3.687 regidores
2006 (continuara…)

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