
Porque pensad, ¿¿qué teníamos muy estructurado en nuestra mente para que la llegada de esta sencilla estrategia de vendernos clasificaciones (y de obligarnos a clasificar nuestro mundo en orden de preferencias, reduciéndolo necesariamente)?? La religión, ni más ni menos.
Durante tres mil años nos han adoctrinado a aprender credos y mandatos divinos, siempre listados, aunque en el sentido negativo: no matarás, no ansiarás la mujer de tu vecino, no pronunciarás el nombre de dios en vano. ¿No es más atractivo, dicen los psicólogos y los expertos en titular noticias, darle la vuelta al mandato y ponerlo en positivo? ¡De repente, un mundo nuevo de cosas que necesitar tener o hacer se abre ante tí, y da completo significado al resto de tu vida! ¿No es maravilloso? Bienvenidos a la religión del consumo *err* ¡Bienvenidos a América!
Me sorprende mucho que alguien haya llegado hasta aquí después de mi particular y gratuita ida de olla, pero vamos, se agradece que os unáis a mi en esta peculiar forma de procrastinar.
No espero comentarios... y sí, la foto no tiene nada que ver con el texto, pero el tiro al mostacho es mi deporte onanista.
Etiquetas: amerika
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