La Moqueta Verde


Medios (version 2.0): Habeas corpus, tu puta madre…

La noche del martes, 1 de mayo de 2007, quedé con unos amigos que me querían enseñar su lugar de salida favorito, un “garito” llamado el Sideral, situado en la Plaza de San Ildefonso, conocida popularmente como la Plaza del Grial. Un amigo mío residente del barrio de Malasaña me acompañó hasta dicho local y, después de dejarme con mis otros amigos, se volvió a su casa. Estuvimos bailando y bromeando hasta que cerraron el local.

Salimos a la calle y cuál fue nuestra sorpresa, al ver que, a nuestra derecha, se había posicionado un grupo de policías municipales, formando una barrera, impidiéndonos pasar a la Plaza de San Ildefonso. Observando que el ambiente estaba enrarecido, nos dirigimos a los agentes con el fin de preguntarles por dónde podíamos salir sin sufrir peligro alguno, ya que hasta aquel momento no nos dimos cuenta, de en qué situación se encontraba sumido el barrio. Nos indicaron que bajásemos la calle, hacia Fuencarral, pero a los pocos pasos nos encontramos con un grupo de antidisturbios que subía, encerrándonos entre dos frentes.

Proseguimos nuestro camino, situándonos en el lateral, para no encontrarnos de frente con ellos. Me acerqué cuidadosamente a una agente, preguntándole por dónde podíamos pasar y nos indicó que bajásemos. Cuando ya estábamos superándolos, sin mediar palabra, empezaron a increparnos y a golpearnos. Cómo licenciado en Ciencias Políticas, invoqué el “Habeas Corpus” pensando que eso me salvaría de la paliza. Pero rápidamente choqué con la cruda realidad. Más bien, fue la porra de un agente la que chocó contra mi cuerpo, al grito de: “¡Habeas Corpus, tu puta madre!” La mayoría de las demás personas que habíamos salido del local estaban siendo golpeadas también.

Entre la preocupación por mis compañeros y el instinto de supervivencia, seguimos bajando la calle hasta llegar a Fuencarral, pero los agentes no dejaban de perseguirnos. Nosotros no habíamos salido corriendo, probablemente pensando que se calmarían y nos dejarían marchar, pero no fue así. Siguieron golpeándonos con brutalidad. Conseguimos dejarlos atrás y seguimos caminando, sorprendidos por la situación. Encontramos a otra gente por la calle que nos preguntaba cómo estábamos y nos contaban que ellos también habían sido agredidos sin causa alguna.

Al poco tiempo me percaté de que mis amigos se habían quedado atrás. Estaban parados mirando la actuación de las fuerzas de seguridad. Tiré de ellos, señalándoles la poca idoneidad de quedarse más tiempo allí. A uno de los nuestros, probablemente el caso al que se refiere Abel Grau en su artículo de “el País”: “Malasaña, barrio sitiado”, le habían golpeado en la cabeza y estaba furioso: El peor parado ha sido un chico al que le han abierto un corte en la cabeza que sangraba abundantemente. Se ha quejado a gritos pero sus compañeros han tenido que llevárselo a la fuerza porque se acercaban los agentes. Entre un amigo y yo, difícilmente conseguimos que avanzase y profirió todo tipo de insultos contra los que le habían causado tales heridas. No obstante, sin percatarnos, ya estábamos de nuevo corriendo, puesto que la policía volvió a cargar.

En ese momento nos dispersamos. Mis amigos siguieron corriendo recto, mientras yo me metí en la calle de la Beneficencia, donde me topé con un grupo de jóvenes, al cuál avisé de salir lo antes posible de ahí, explicándoles que la policía estaba cargando sin miramientos contra todo transeúnte. Fuimos caminando por la calle de Larra, hasta que, delante de la discoteca “Pachá”, topamos con otros agentes. Las chicas se acercaron a los agentes preguntándoles por dónde podíamos ir sin que nos pasase nada. Y dos de los policías, esbozando una sonrisa cómo si dicha cuestión fuese divertida, nos indicaron seguir por la calle de Larra. Llegamos a Sagasta, dónde nos volvimos a topar con un grupo de agentes. Dejamos que pasasen, y cruzamos rápidamente a la otra acera por dónde pudimos. Al volver la vista atrás, ese grupo de policías ya estaba increpando a otro grupo de jóvenes. Nos alejamos del peligro y fue entonces cuando me percaté de las heridas que había sufrido. Antebrazo izquierdo magullado, el brazo derecho al completo, la pantorrilla derecha y en la parte trasera del muslo izquierdo, aunque de estas dos, sólo me percaté al salir del hospital. Mientras íbamos caminando intenté localizar a mis amigos para conocer su estado. A excepción de uno, que era el que había sufrido los golpes en la cabeza, el resto se encontraba bien, hematomas aparte. Uno me contó que mientras huían, había ayudado a una chica a escapar de cuatro policías que la habían acorralado. Aparte de los pertinentes golpes, le multaron. Me contó que por suerte, un periodista de “el País” estaba presenciando la escena y les ofreció su ayuda. Le dije que le volvería a llamar más tarde.

Mis acompañantes me indicaron que debía acudir a un hospital, para obtener un parte de lesiones y poder denunciar la atrocidad cometida. Seguí sus consejos y acabé llegando al Hospital Clínico San Carlos. Ya en la entrada me encontré con tres jóvenes que habían vivido una situación similar. Y en el interior del centro hospitalario había muchos más. Una pareja joven italiana que había salido de casa de unos amigos en Gran Vía habían sufrido diferentes heridas. A otro le habían puesto una grapa en la cabeza, debido a un profundo corte que le habían provocado. Una chica, menor de edad, no se atrevía a llamar a sus padres a pesar de haber recibido varios golpes en todo el cuerpo. Otro chico me enseñó la pelota de goma que le habían disparado, sobre la cuál había una cara sonriente pintada con los dientes afilados. Hablando con los médicos y enfermeras me enteré de que ya llevaban varias horas atendiendo heridos. Después de hacerme las pertinentes radiografías y constatar que únicamente tenía unas cuantas magulladuras, de las que tardaría pocos días en curarme, salí del hospital y caminé hasta Moncloa, donde cogí el metro que me llevó a casa. Nada más llegar me limpié las heridas, me apliqué las pertinentes curas y me eché a dormir, cansado y sobre todo indignado y ultrajado.

Este mediodía, al despertar, les he narrado lo ocurrido a mis compañeros de piso, que se han quedado estupefactos. Hemos puesto la televisión para ver qué decían en los noticiarios sobre lo ocurrido y cuál ha sido mi disgusto al ver cómo los medios de comunicación han ofrecido una versión adulterada y sesgada de los hechos acontecidos. En breves momentos me desplazará a los tribunales de Plaza Castilla a presentar la pertinente denuncia, a pesar del poco peso que pueda tener.
Texto del "moquetero" Jan enviado a El Pais.

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6 Respuestas a “Medios (version 2.0): Habeas corpus, tu puta madre…”

  1. # Blogger zarevitz

    Es espeluznante. En serio, no hay palabras ante esta agresión.

    Sólo un matiz en cuanto al "habeas corpus": según tengo entendido, si no hay detención (y aquí no la hubo), no tiene sentido iniciar un procedimiento de "habeas corpus". Lo que hubo fue una agresión —una brutal agresión por parte de la policía—, pero aparentemente no una detención ilegal.  

  2. # Blogger Jordi

    Te ca%#$ las patabajo...

    Perdon por lo soez del lenguaje, pero lo que se describe es para ponerse los pelos de punta. Alguien ensenya a los policias a preguntar antes de golpear? No me vale que hubiera un grupo de vandalos que igual si se merecieran algun mamporro. La policia esta para establecer orden, no para generar mas caos.

    Curioso... me recuerda al jaleo en la UAB con la visita de Aznar...  

  3. # Blogger JAL

    Impresionante Lluis. Hubo uno que, indignado como tú, por lo menos se llevó como recuerdo el brazo de la Cibeles  

  4. # Blogger Jan

    Ya me he dado cuenta de que el habeas corpus no me servía en esa situación, pero fue lo primero y más coherente que se me ocurrió al sentir la porra estrellarse contra mi cuerpo. la pregunta es, si no se puede aplicar el habeas corpus, sólo se puede aplicar la máxima de "poner los pies en polvorosa"?

    La verdad es que tuve mucha suerte pq las magulladuras se han producido en sitios poco importantes y, aunque suene a risa, el hecho de que me haya estado musculando, creo que ha evitado daños mayores.

    Me gustaría saber como podemos hacer para denunciar estos hechos, que no sea una noticia más y que ruede alguna cabeza (de los responsables por supuestos, de gente inocente ya rodaron unas cuantas).  

  5. # Blogger Jan

    Acabo de leer esto en el País y no se si es cierto:

    http://www.elpais.com/articulo/madrid/Ayuntamiento/combatio/botellon/Malasana/pese/ley/permite/fiestas/elpepuespmad/20070504elpmad_10/Tes

    ¿Lo podéis confirmar?  

  6. # Blogger zarevitz

    Yo te puedo confirmar que los artículos están correctamente citados: "No se permitirá la venta ni el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, salvo terrazas, veladores, o en días de feria o fiestas patronales o similares regulados por la correspondiente ordenanza municipal".

    Por el ejemplo que ponen de San Isidro y Carabanchel, da la impresión de que el Ayuntamiento interpreta que esta excepción ("no se permitirá ... salvo ... en días de feria o fiestas patronales") en el sentido de que, pese a todo, necesitas un permiso. Digo esto porque, según la noticia, el permiso para Malasaña había sido "denegado".  

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